Trabajo Anual.

“APRENDER A RECONOCER LA PRESENCIA DIVINA EN LOS DEMÁS Y EN TODO”.

CAFH

Tabla 170 de Patrocinados de Medellín

Grupo de Damitas y Doncellas.

Medellín, Colombia.

2020

 

Participantes en este Trabajo Anual 

 

 

 

 

 

  • Damita N° 1.  María Vilma Villa Pérez.

 

  • Damita N° 3.  Gloria Roldan Restrepo.

 

  • Damita N° 4.  Diana Salazar Guzmán.

 

  • Doncella N° 1. María Eugenia Sánchez

 

  • Doncella N° 4. Enza Randazzo

 

Damita María Vilma Villa Pérez.

 

Desde niña me inculcaron ese amor a un ser superior, denominado DIOS, mis padres me infundieron sus creencias en la religión católica, siempre realizando prácticas como ir a misa los domingos y festivos confesar los pecados ante un sacerdote para que en nombre Dios me los perdonara, quedando de alguna manera en paz. Otra práctica muy constante era rezar el rosario en familia todos los días.

Ese ser supremo estaba en un lugar externo sólo alcanzable en la medida que observáramos sus mandamientos. El concepto de Dios era de un ser que castigaba si hacíamos algo indebido y bondadoso cuando ocurría lo contrario es decir cuando éramos “buenos cristianos” Pero a medida que iba creciendo, fui sintiendo que estas prácticas no eran suficientes, que tras ese SER que todo lo había creado, y al cual le atribuimos lo bueno y lo malo que nos pasaba, debía existir algo más.

Tuve la fortuna de conocer este maravilloso camino de desenvolvimiento espiritual. (CAFH) Cual no fue mi sorpresa al saber que esa fuente divina, estaba dentro de mí, y también en todo lo que existe y en todas las personas, sin importar que hubieran realizado actos reprochables socialmente. Mi existencia cambia a partir de ese momento, aprendo a saber que no hay nada malo ni bueno, que estoy en este planeta desempeñando una misión, que esa chispa divina es la que me permite mirar con amor a mi prójimo a desempeñar cada tarea por sencilla que parezca, aprendo a valorar aún más la naturaleza y todo lo que hay en el universo, a agradecer cada día todo lo que tengo, desde poder respirar; a respetar las opiniones de los demás así no las comparta. Siento paz, una inmensa tranquilidad al saber que puedo entregar todas mis angustias a la divina madre, aprendo que debo cambiar en mi interior, y no pretender que los otros cambien para satisfacer mi ego.

Aprendo el valor de la renuncia y que la relación con la divinidad no tiene condiciones. Aprendo que para estar en sintonía con esta inagotable fuente de amor tengo valiosas herramientas como la meditación, los estados de detención, la autoobservación, el examen retrospectivo y la oración me permiten estar más conectada con la esa fuente de amor, así mismo que el bien que haga y desee a los demás redundará en beneficio de todos por estar interconectados.

Toda esta información me lleva hoy a hacer una PLEGARIA: “Divina Madre, ayúdame para que cada día esté más unida a ti, no sólo en los momentos agradables, sino también en los momentos de prueba. Ayúdame a encontrarme en cada situación por difícil que parezca un aprendizaje, pero ante todo a no perder la FE, a no olvidar que estás en mi interior, y en todo lo que miro. Ayúdame a valorar lo que tengo, no sólo en el plano material sino también en el plano espiritual, no permitas que los momentos de aridez me alejen de ti. Ayúdame a respetar y valorar cada persona con la cual tenga contacto, a no juzgar sus acciones, a vivir en armonía con todos los seres del universo, y a ser una expresión de tu AMOR”.

Así sea.

 

Damita Gloria Cecilia Roldán Restrepo

 

En el camino de desenvolvimiento espiritual que he emprendido desde hace algunos años, me ha servido para entender un poco más mi relación con el mundo que me rodea y mi relación directa con lo divino. No quiere decir, que el tiempo anterior no haya sido de crecimiento espiritual, claro que sí, pero no de una manera tan consciente como lo es en este momento.

Ahora hacemos un trabajo de autoconocimiento, reconocemos que no vivimos en un mundo aislado y que nuestras relaciones deben ser desde un principio, relaciones basadas en el amor, el servicio, la tolerancia, la compasión, para lograr tener relaciones armónicas. En la medida que amplío mi consciencia, mejoro la relación con los demás, dejando de lado el egoísmo y mis propios intereses, mirar a todos los que me rodean con respeto y consideración, de esta misma manera relacionarme con los animales y la naturaleza, cuidar y proteger el medio ambiente, haciendo el lugar en que vivimos un lugar limpio y agradable.

Construyendo relaciones armónicas y de amor, de respeto y con humildad, nos enseña a reverenciar la presencia Divina y a mantenernos en comunicación constante con la Divina Madre.

 

Damita Diana Salazar Guzmán.

 

El aprendizaje de ver lo divino en todo lo que nos rodea viene con el día a día, con cada paso que damos, en las cosas sencillas de la vida. Viviendo el presente, pero sobre todo viviéndolo con conciencia.

 

Cuando esa conciencia llega a nosotros nos damos cuenta de que cada una de nuestras acciones, pensamientos y sentimientos tienen cierta influencia dentro de todo lo que existe ya que hay una inmensa conexión entre todos nosotros y el universo.

 

Los pensamientos y sentimientos de agradecimiento tienen un gran impacto cuando nos sentimos en participación con la humanidad, el amor, la bondad y la empatía hacen parte fundamental de reconocer esa divinidad ya que todos estamos hechos de la misma materia, somos seres hechos de átomos, somos energía y como tal también es importante reconocer que cada uno pasa por su propio proceso, sus propios retos, luchas internas en infinitas posibles situaciones que nos entrelazan. 

 

No solo las sensaciones y aspectos positivos tienen lugar aquí, hay tantos matices y tantos colores.

 

También hay dolor, hay tristeza y también hay sufrimiento, junto con otras emociones y sentimientos que no son tan positivos o benevolentes, pero solo cuando nos damos cuenta de esa participación de que no estamos solos, de esa lucha interna que todos  libramos interna o externamente también podemos ser testigos de esa divinidad y esa fuerza que hay dentro de cada uno de nosotros cuando decidimos levantarnos y salir adelante, cuando tomamos una decisión, cuando decidimos amar y reconocer todos esos diferentes matices de los cuales hacemos parte nos damos cuenta de que la divinidad siempre está aquí en todo lo que existe. 

 

Doncella María Eugenia Sánchez.

 

Para reconocer la presencia divina en el otro, necesité reconocerla primero en mí. Ha sido un proceso cíclico, del alma, ha sido un permanente llamado a la introspección, a la auto-observación, a la búsqueda de respuestas, y en la medida en que me he dado cuenta, me he permitido la transformación para avanzar.

Entonces me adentro en un viaje interior, de infinitas posibilidades, empiezo a sanar mis heridas emocionales para sanar mi relación conmigo misma y con los otros, suelto aquello que ya no necesito e incluyo aquello que mi mente había separado, que no había visto. 

Es un proceso continuo, mis experiencias me llevan a reconciliarme conmigo misma, me acepto, me reconozco, me escucho, me conecto conmigo misma… todo un proceso, toda una eternidad para ir adentro, para dar lugar a lo que no daba cabida, para iluminar aquello que estaba oscuro, toda una eternidad para amarme…

Y mientras todo lo anterior ocurre, poco a poco y en la medida en que mi corazón lo siente, yo voy abrazando al otro, el amor que siento ahora por mí, lo experimento afuera. Voy incluyendo, respetando, dando un lugar en mi corazón. En este camino elijo la comprensión, compasión, tolerancia, aceptación, en lugar de juzgar, criticar, exigir y rechazar. 

Todos los acontecimientos, buenos y no tan buenos, que llegan a mi vida tienen un aprendizaje, una enseñanza. La mirada ha cambiado, ahora son posibilidades, oportunidades, visión, discernimiento, humildad, escucha; lo que antes me aislaba ahora me une… Todo un proceso de desaprendizaje para aprender lo que realmente importa, lo que es auténtico. Yo hago parte de un todo, yo soy el otro.

La expansión de conciencia nos permite el paso hacia el amar por amar. – Reconocer la presencia divina en los demás es reconocerlo en mi para poder entregarme en participación y unión divina hacia la vida.

 

Doncella Enza Randazzo. 

 

Reconozco la presencia divina en los demás: Cuando reconozco la igualdad, sabiendo que no hay separatividad. Somos creados a imagen y semejanza del creador. Cuando veo sus cualidades, acepto y respeto sus diferencias y sé que ellos tienen la verdad y no debo imponer ante nadie mis creencias. En su forma de expresarse tanto física como verbal, como se expresan de los demás y lo que esperan de ti. 

Para poder reconocer la presencia divina en los demás primero la debo reconocer en mi. Reconocer la perfección del universo, así también reconocemos la perfección en nosotros mismos, en los demás y de todo lo que nos rodea. No juzgar y tratar de imponer nuestras ideas a los demás, ni tratar de convencer a nadie de nuestra verdad.

Cada uno tiene una misión en la vida y debemos respetarla, no juzgarla, estar en acompañamiento si así la persona lo requiere. No podemos invadir el espacio de nadie. La mejor manera de reconocer esa presencia divina es con nuestro ejemplo y transparencia en nuestro actuar. Aprender a reconocer las intenciones de cada ser vivo y saber que está actuando en concordancia con nosotros. La reconocemos en la naturaleza y en su perfección sabiendo que existen para nuestro bien. En los animales que son los seres más incondicionales y siempre están en acompañamiento brindándonos todo el amor, que con solo una palabra de amor que tengamos para ellos nos van a tener para toda la vida. 

 

Conclusiones.

 

  • Cuando cada uno de nosotros como seres espirituales y energéticos vamos despertando y haciéndonos más conscientes. Empezamos a adquirir la capacidad de notar la divinidad en todo lo que existe gracias al método y al estilo de vida en el que día a día vamos practicando todo lo aprendido y nos damos cuenta de la conexión que hay entre todos y el todo.

 

  • Cuanto más conscientes somos más conectados nos sentimos y por esa conexión sabemos lo bello que es vivir en armonía.

  • El aprendizaje viene en el diario vivir y siempre hay algo nuevo para aprender y reconocer en nosotros mismos, es un trabajo de toda una vida que nos hace caminar día a día de manera más consciente y libre.

  • La expansión de conciencia nos permite el paso hacia el amar por amar. – Reconocer la presencia divina en los demás es reconocerlo en mi para poder entregarme en participación y unión divina hacia la vida.

 

  • Es un placer tener maestros que nos enseñan a través del ejemplo y también a través de la incomodidad, todos hacen parte de lo divino y de ese camino lo recorremos en participación con la humanidad.

 

  • Gracias por ser parte de este camino, de este viaje y por leer nuestro trabajo anual.