Trabajo Anual 2023, Tabla 15 de Ordenados de Comunidad, Tivoli, USA

Nuestras Comunidades están diseñadas para  ser económicamente auto-suficientes, y contribuir donaciones para sostener las Obras de Cafh, como todos los miembros de Cafh. En consecuencia incluyen un negocio apropiado que produzca un ingreso, y que caracteriza la vida de cada Comunidad y también de cada uno de sus miembros.

Lo siguiente es un informe de cómo hemos resuelto esta  necesidad desde la fundación en 1979.

Cafh Orden en Tivoli se fundó en una propiedad rural de Nueva York, en medio del Valle del Río Hudson, unas 2.5 horas al norte de Manhattan. Los cinco primeros miembros vinieron a pedido del CGM, y de Comunidades ya establecidas en Argentina, Chile y Colombia. Era una granja de muchos años, no muy grande, con viejos manzanos y perales, que había sido descuidada mucho tiempo. Había también una viña de uvas Concord.

Los primeros esfuerzos para producir un ingreso se centraban en limpiar y podar los árboles, siguiendo con renovación y  expansión, y agregado de nuevas variedades de manzanas para vender en el mercado local. Como la fruta podía aportar, con suerte, solo parte del ingreso necesario para el sostén de la comunidad, basándose en las experiencias hechas en Argentina y Chile, los Hijos empezaron a hornear tortas y pasteles populares en la zona, tortas de cumpleaños y otras en el sótano de la casa, adaptado con un horno de pizzería y máquinas usadas. Más tarde aprendimos con un viejo repostero alemán, a hacer el excepcional Orange Chiffon, especial para casamientos y festividades. Mercadeamos en negocios y ferias locales, eventualmente llegamos a clientes más distantes, en la ciudad de Nueva York, donde había más compradores y mejores precios. Un monte frutal es una empresa a largo plazo y fue productivo durante todos los años que duró. La repostería terminó antes ya que pudimos dedicarnos a otras actividades más prometedoras. Dos Hijos con conocimientos de contabilidad y teneduría de libros estudiaron en la Universidad del Estado por unos años para obtener sus credenciales y establecieron una modesta oficina. Uno de ellos decidió dejar la Comunidad, pero el otro trabajó afuera, en una empresa de contabilidad, para obtener experiencia efectiva concreta. Con el tiempo estableció en la Comunidad una práctica contable que fue una buena fuente de ingresos por varios años.

Básicamente, durante los primeros veinte años de nuestra comunidad, esta y varias otras  actividades  generaron suficiente ingresos que nos permitieron sobrevivir.  

Los Veinticinco Años de Webjogger, 1997 – 2023. La Comunidad de Tivoli empezó el proyecto de Webjogger (jogging in the web) cuando el grupo  estaba creciendo; llegaron Hijos jóvenes, algunos traídos de otras Comunidades, otros entraron directamente al Seminario. La mayor parte de la construcción del “Edificio Auxiliar” se hizo en este período; la repostería “Homemade and hand made in Tivoli” “Casero y hecho a mano en Tivoli” se cerró, la panadería y la oficina contable ocupaban sólo 2-3 Hijos. Aunque todavía nos ocupábamos con nuestra plantación frutal, “Hillside Orchards”, su futuro era incierto. Estábamos dispuestos a nuevas actividades e ingresos. Un Hijo tenía cierta experiencia tecnológica y conocimiento acerca de Internet, en ese entonces algo bastante nuevo, casi completamente desconocido para nosotros.  Él había investigado los servicios locales de e-mail y páginas web, y observó: “si esto es lo mejor que se ofrece aquí nosotros lo podemos mejorar”. Se dedicó intensamente a investigar, y así fue como todo empezó. Teníamos que elegir un nombre para registrarlo, algo nada fácil – y el grupo dedicó horas a proponer nombres comerciales, casi concluyendo que todos estaban ya elegidos por otros. Finalmente nos pusimos de acuerdo con “Webjogger Internet Services”; contratamos una conexión amplia con ancho de banda apropiada, y empezamos a proveer servicios a clientes con módems  en los tres condados de nuestra área, (la mayor parte de Dutchess, Ulster y Columbia), donde los usuarios podían pagar por las llamadas sin incurrir en precios de larga distancia, atendiendo de 800 a 900 clientes, residencias y negocios.  Teníamos de 60 a 80 líneas de teléfono llegando a nuestra oficina. Para competir con las grandes anónimas corporaciones lo que ofrecíamos era una atención vecina amistosa y competente. Todo el trabajo lo hacían los Hijos de la Comunidad, así que podíamos evitar el gasto mayor de sueldos, y los ingresos quedaban en casa.

Durante todos esos años, los cambios eran continuos junto a lo que era estable, desde un enfoque al siguiente. A medida que las demandas de tiempo y energía aumentaban y llegaron a exceder nuestras posibilidades, tuvimos que terminar, lamentablemente, con el monte frutal.

En el año 2000 nuestros contadores y abogados recomendaron separar las partes con fines de lucro y  la actividad sin fines de lucro, quedando ambas solo como partes relacionadas. Así surgió “Tivcorp”, otro nombre a elegir, una versión local y mucho menor de “Citicorp”. Se incrementó dramáticamente la cantidad de papeles y documentos legales. Hacia el 2001 las cuentas de teléfono quedaron en el pasado frente a los nuevos desarrollos tecnológicos y comerciales de la competencia. Para seguir siendo relevantes teníamos que proveer alguna forma de servicio de alta velocidad, y así entramos en radio transmisión. Nuestro primer gran proyecto fue proveer internet para un festival de música organizado en la finca de un vecino. Después de ser aprobados por el vecindario y la municipalidad  conseguimos permiso para erigir una torre de 30  metros en la cima  de nuestra colina, (esa torre estaba siendo levantada al mismo tiempo que sucedía el ataque del 11 de setiembre a las torres gemelas en la ciudad de Nueva York, que los obreros escuchaban en sus radios).

Durante ese tiempo estábamos muy ocupados instalando repetidores a lo largo del Valle del Hudson, haciendo instalaciones en residencias de familias y en techos, haciendo amplias inversiones en instalaciones con WiFi para mantenernos al día, con muchos trabajos, a veces peligrosos, cableados, y más. Estábamos operando nuestro centro de datos, e-mails, sitios web, colocación de servidores, back ups, seguro de operaciones, servicio de depósitos de información, y otros, tratando de adaptarnos pronto, proactivamente, a las necesidades de los clientes. Muchas anécdotas se fueron sucediendo, como por ejemplo una instalación mayor conectando dos grandes edificios a lados opuestos a través de una calle muy transitada en el centro de la ciudad de White Plains; o empujar un carro lleno  de equipo cuesta arriba, en una montaña nevada para instalar una conexión en la torre repetidora; enfriados hasta los huesos por el viento, mojados y helados. O estrechar cables en sótanos con pasadizos muy bajos,  o en altillos precarios recalentados por el sol. Entretanto íbamos enfrentando los cambios de personal, con algunos Hijos llegando o  saliendo transferidos, mientras que varios de los más jóvenes y de conocimiento especializado dejaron la Comunidad y el negocio. Nos vimos obligados a contratar empleados, pagando salarios bastante altos, dinero que ya no quedaba en la Comunidad. Y también adquirimos “Brainstorm”, cuyo dueño, responsable y capaz se convirtió en nuestro gerente de operaciones. Este “taller” al paso, de reparaciones y ventas en el  vecindario de Kingston, fue nuestro punto de contacto con posibles nuevos clientes. También adquirimos “Netstep”, un pequeño proveedor de Internet cuyo dueño lo estaba vendiendo. (esto lo hicimos más por cortesía con sus propios clientes que por el valor del negocio).  Empezamos también a hacer instalaciones de redes por teléfono en oficinas.

Nuestra región, pintoresca pero con muchas colinas y arboledas, y población dispersa,  trajo muchos desafíos para la instalación exitosa de inalámbricos. Al mismo tiempo grandes proveedores como Spectrum y Verizon nos estaban dejando atrás en inversiones, tecnología, mercadeo y demás, y poca posibilidad de competirles. Hacia 2014 estábamos re-enfocando como Proveedor de Servicios Administrados, con un grupo central de Hijos que habían adquirido considerable capacidad, y varios (6-8) Empleados ingenieros externos a Cafh, necesitando costosos sueldos normales para atraer y mantener personal capaz calificado. 

Había entre nuestros clientes gobiernos de los  pueblos locales,  compañías de seguros, agriculturales, que firmaron contratos  para que nosotros compráramos, instaláramos y mantuviéramos redes y respaldo de datos por cuotas mensuales. Actividades educacionales, servicios médicos, una unión de bancos de créditos, asociaciones sin fines de lucro – tales como Fundación Cafh—Oficina Administrativa con quienes estamos muy allegados, por muchos años.  

En 2019 vendimos nuestras secciones relacionadas con el Internet, (inalámbrico de alta velocidad, acceso a Internet, email, sitios web, centro de datos).   Nos vimos obligados a tomar estas medidas por la rápida situación de cambios en el negocio, y aun sin vender a nadie hubiéramos tenido que cerrar estas operaciones. Por suerte encontramos un comprador, principalmente para proteger y continuar sirviendo a nuestros clientes. Sin embargo esa situación dio resultado solo marginalmente para todos, ya que la compañía compradora excedió su capacidad de cumplir.

Aproximadamente en este tiempo los dos Hijos que fueron la clave principal en Webjogger  – el Gerente Ejecutivo y el director técnico, negocio y operaciones – ambos dejaron la Comunidad.                                                                                      

Se siguieron los dos años de Covid. Recibimos una medida de apoyo oficial, que nos permitió mantener los empleados para trabajo exterior, que continuaron principalmente trabajando desde su domicilio, con una reducción muy grande del número de clientes a asistir en sus empresas, y un mínimo de desenvolvimiento del negocio. Fue más bien difícil controlar el rendimiento efectivo, y hubo pérdidas de las que no estábamos en conocimiento.

Sin el equipo de Hijos de Comunidad en Webjogger y su contribución de conocimientos y energía, con la desviación de los ingresos hacia la Compañía en pagos de salarios externos,  bien se podía ver que el futuro de Webjogger se veía más y más limitado, teníamos que estudiar cómo venderlo antes de que pierda más valor. Perdiendo los empleados clave que se decidieran a retirarse, y estando todavía obligados a seguir con los contratos, no teniendo nosotros mismos la capacidad de producir nuevos servicios y clientes, sin mayores inversiones se estaba poniendo más y más difícil.

Por un tiempo el plan había sido orientarnos hacia una asociación con parte de la empresa como propiedad de los empleados, vendiéndola progresivamente a dos o tres de los principales ingenieros. Pero ellos no se estaban llevando bastante bien en sus relaciones, como para asociarse, así que ni ellos ni nosotros vimos bien el prospecto.

Empezamos a considerar seriamente, con nuestros contadores y mentores, el valor real del negocio, cómo venderlo, a quien, etc. Ubicados en una porción no muy grande del mercado para la operación, con las características de haber salido adelante en casa, no estaba muy claro cómo proceder. Algunos pensaban que el valor era mucho mayor de lo que parecía, pero no estaba claro quien querría comprarlo, y si podríamos realmente conseguir buen precio como para mantener la Comunidad andando, y las incertidumbres crecían. Finalmente todo se resolvió como por milagro. Fuimos afortunados de encontrar términos aceptables con un comprador confiable. Era cliente nuestro por casi 20 años, que tenía una gomería. Había estado desenvolviendo un programa para compañías de recapado y tenía buen prospecto, especialmente con ayuda de uno de nuestros empleados. Había estado pagándonos bien muchas horas de servicio especializado. (Uno de nuestros riesgos fue que él simplemente se llevara el empleado, dejándonos sin ese recurso). Cuando se enteró por él que estábamos tratando  de vender la compañía dijo prontamente que él quería comprar.  (Nos conocía bien, nos espetaba y se llevaba bien con nuestro equipo de empleados. Pensaba que le vendría muy bien para su operación local para lo que necesitaba ayuda en su propio lugar, y proyectó la idea de regalarle Webjogger a sus hijas y socias en la empresa. Además en general disfrutaba el desafío de algo nuevo.)

Compró Webjogger, nuestro Brainstorm, nuestra clientela, servidores y equipo completo de empleados. Las negociaciones empezaron mal, ya que ofreció un precio desalentadoramente muy bajo, y el proyecto estuvo a punto de terminar.  Pero con la ayuda de un par de nuestros empleados que le explicaron el valor de lo que se ofrecía, y cuánto le costaría a él inventar todo desde el principio, llegamos a un entendimiento. Pagó una buena parte por adelantado, con el compromiso de pagar el resto en cuotas por varios años, con intereses, haciéndonos a nosotros, de hecho, inversores en su ventura. Así se llegó a un contrato mutuamente aceptable. 

Todo esto controlado de cerca por nuestros abogados, sin lo cual no hubiéramos podido hacerlo con seguridad. En sí la venta fue el paso crucial.  Pero no pudimos finalizarlo todo de una vez. Había muchos cabos sueltos que considerar, que en cierta medida nos lleva todavía tiempo, esfuerzo, y dedicación. Nos ayudaron mucho, indispensablemente, nuestros abogados y contadores, cuidando todo el tiempo de mantener los costos profesionales a medida. Como hemos dicho, esperábamos que con la venta todo quedaría terminado – pero no fue así. Había muchos detalles que resolver, uno a uno. Por ejemplo todavía estamos considerando cómo mover el dinero restante en “Tivcorp”, (nuestra corporación con fines de lucro), a Cafh Orden de Tivoli (nuestra corporación sin fines de lucro). El comprador (una corporación nueva, “Vivid Sun”, mantiene los nombres “Webjogger” y “Brainstorm” listos para usar como nombres reconocidos y apreciados en la zona) se llevó con él el equipo de máquinas para la oficina dedicada recientemente en su espacio de gomería en Kingston) pero todavía queda bastante equipo a disponer (servidores, pantallas, baterías, cables, etc). Mucho ha costado comprar, pero con el tiempo ha perdido su valor original, y hay que reciclarlo o darlo para quienes lo puedan usar. La precipitación de la venta trajo mucho trabajo adicional, y el contacto con un nuevo equipo de abogados.  Circunstancialmente uno de nuestros vendedores cometió  un error muy serio que llevó mucho trabajo arreglar y bastante preocupación.  Se trataba de una base de datos que habíamos promovido activamente como parte de nuestra operación, y que perdió parte de la información correspondiente a nuestros clientes, con que contábamos para nuestro uso. Nos preocupaba bastante que los clientes nos hicieran juicio, perdiendo así confianza en nuestra propia evaluación. Después de bastante trabajo por el equipo técnico felizmente resolvimos sin pérdida, con una solución más cara pero más confiable, y sin daño legal pudimos reclamar pago por daños y perjuicios, lo que fue un gran alivio.  A lo largo de este proceso hubo el riesgo de un costo mucho mayor, pero la relación con el nuevo equipo de abogados fue beneficiosa e invaluable.

Otro asunto en consideración, todavía en proceso, pero casi  dejado de lado, fue  la venta de varios de nuestros servicios a una compañía que resultó incompetente e irresponsable con sus obligaciones y sus pagos. Finalmente con ayuda de nuestro abogado pudimos recobrar lo que nos debían y cerrar el caso.  Aun así el mal cumplimiento de esta compañía aun deja asuntos en consideración y posible sorpresas que arreglar; esperamos haber terminado con esto. 

Un tercer asunto que solo muy recientemente hemos concluido fue la propiedad de dos valiosos bloques de IP, (Direcciones de protocolo de Internet). Los nuevos clientes-dueños necesitaban seguir usándolos durante unos tres meses, después de lo cual ellos mismos los venderían. Parecía que esto iba a ser fácil y rápido pero en realidad con los precios durante el COVID  tiempo, el precio bajó considerablemente, y llevó un año y medio vender, a un precio menor del que contábamos, después del tiempo que seguimos pagando cuotas. De todos modos pudimos por suerte concluir bien.

Ahora, con toda la ocupación técnica bien reducida y en vías de finalizar, hemos arribado a un periodo nuevo en nuestra vida de Comunidad, y los 25 años de Webjogger han llegado a su fin.  Felizmente guiados y sostenidos por nuestro método y camino espiritual, viviendo frugalmente y haciendo gastos razonables, podemos ahorrar e invertir para el futuro. Esto, combinado con lo que recibimos por la venta, nos ayuda a los gastos y a encontrar el camino hacia los años que vendrán.