A la Dama Gran Maestre de Cafh, con motivo 

de la Visita Anual a los Grupos de Caballeros y Damas

Tabla de Solitarios N. 56 de la Ciudad de Buenos Aires.

Año 2021

 

   DESIDENTIFICACIÓN

 

Desde la primera bocanada, desde el primer llanto todos anhelamos la Libertad.                            

             La pregunta es: ¿queremos liberarnos de algo? Si así fuera, este anhelo solo sería una reacción, un reflejo promovido por el instinto. Algo parecido a la palmada sobre el brazo ante la picadura de un insecto.                                                                                    

            Solo puede ser libre quien se conoce a sí mismo. Cuanto más se conoce, más libre.                

  “La desidentificación es la capacidad de observarme a mí mismo”. (SIC)

                            Este concepto proviene del texto del Dr. Tomás Agosín que uno de nosotros acercó al grupo. Y éste motivó el presente Trabajo Anual.                                                          

                            Lo que sigue a continuación es el reflejo de lo que despertó en cada uno de nosotros la lectura del nombrado texto publicado en E.E.U.U en el año 1985

SER O TENER

“Para hacer que nuestras vidas sean más consistentes con nuestras aspiraciones espirituales tenemos que empezar por conocer quiénes somos realmente, no lo que deseamos ser ni lo que sentimos que deberíamos ser.” (SIC)

EL Libre Albedrío que poseemos los seres humanos nos coloca por encima de todas las demás especies que habitamos en este planeta que llamamos Tierra; es una condición necesaria, pero no suficiente, para que nos proporcione el Desenvolvimiento Espiritual al que aspiramos.

La Identificación con la gracia de poder elegir todo aquello que sea posible elegir, en: tiempo y espacio, su naturaleza, y su accesibilidad real, puede inducirnos a creer que realmente todo lo que somos y sentimos es fruto de esta gracia, y no, no lo es, ya que también asumimos que son parte de nuestro Ser muchas Características Heredadas que no elegimos, pero las aceptamos sin ninguna interpretación validada conscientemente.

Sabemos que una gran caminata consiste en la sumatoria de pequeños pasos y que el más difícil es el primer paso, de la misma forma podemos entender que el Proceso del Desenvolvimiento Espiritual consta de: interpretar y conocer nuestro sentido y modo de vivir, comenzando por las cosas que creemos o aceptamos sin saber, para que o por qué, las tenemos asumidas.

La Identificación con Principios Sociales, Morales, Espirituales que nos han permitido evolucionar como Raza Humana a través de los milenios desde el Código de Manú (dictado por Suayambú, regenerador de la humanidad después del diluvio) hasta los Diez mandamientos (Moisés), aunque se han escrito millones de leyes civiles y penales para cumplir con solo diez leyes; la Identificación con tales Principios y Postulados nos surge naturalmente, y considero que está bien, porque entre los Deberes y Derechos que hemos conseguido se ha derramado mucha sangre y también se han evitado desgracias mucho peores.

Ahora, cuando trabajamos en el Proceso del Desenvolvimiento Espiritual Individual la Desidentificación es una herramienta de trabajo, nos proporciona una visión de nuestro estado existencial en el cual podemos accionar para alcanzar nuestro anhelo de Unión con lo Divino, un Gran Anhelo, la Desidentificación nos lleva a conocer cuál es la relación que tenemos con nuestras identificaciones empezando por las más pequeñas y ocultas de nuestro Ser identificando nuestros sentimientos y nuestros pensamientos.

Durante gran parte de mi vida fui hincha de uno de los cuadros grandes del fútbol argentino, ganadores de copas, campeonatos, pero la realidad era que no tenía ninguna relación con el tal Club supuestamente de “mis amores”, pero si lo tenía con otro club, el club del barrio en que nací, me crie y vivo actualmente, el mismo barrio en que mi abuelo se instaló en 1890 cuando vino de Italia, mi padre fue jugador de futbol y debutó a los 17 años (1927) en la primera división de este club; de hecho yo mismo desde los 8 años (1964) he pasado los veranos enteros en sus “Vacaciones Alegres”,  me ha proporcionado amigos/as que conservo actualmente, soy socio vitalicio; y sin embargo cuando me preguntaban de que cuadro era hincha mencionaba el otro, ¿por qué?, porque estaba identificado con algo que nunca me había puesto a pensar, y solamente sentía que era así.

En el Proceso de Desenvolvimiento Espiritual es de vital importancia ser conscientes en qué utilizamos nuestra energía, y mucha de ella se nos va en defender lo que sentimos o creemos Ser, sin tomar consciencia de lo que es Transitorio y lo que es Permanente, no, no es lo mismo decir que SOY hincha de tal club, que decir TENGO un club que simpatizo.

La Desidentificación nos proporciona una visión concreta sobre los aspectos que tenemos que trabajar de nuestra personalidad corriente para alcanzar una Expansión de la Conciencia a través del Proceso del Desenvolvimiento Espiritual, principalmente reconociendo que el único capaz de realizar tal proceso es uno mismo con total Responsabilidad y Libertad, y nadie más.

               

 

        

 

           ¿ME RECONOZCO?

 

Después de leer el artículo de Tomás Agosin (el autoconocimiento a través de la desidentificación), me surgieron muchas dudas.

Fueron muchas las preguntas que me hice.

La desidentificación me da la posibilidad de observarme, de conocerme a mí misma, de poder ver con claridad cómo reacciono ante cualquier tropiezo. Por ejemplo mi bronca, por qué me molesta la falta de orden, por qué me cuesta ponerme a hacer el trabajo anual (puede ser por tantos años transcurridos en Cafh y que todos los años nos surjan los mismos inconvenientes).

El miedo a morir me impide vivir con plenitud, ¿miedo a lo desconocido?

¿Miedo a perder todo, ya sean bienes materiales o espirituales?

Hay un ejercicio que se nos pide, ponernos frente a un espejo y sin juzgarme verme tal cual soy. Me resulta un poco difícil no hacerme comentarios, tal vez pueda lograrlo más adelante.

Como última pregunta, ¿llegaré a conocerme totalmente en esta vida?

Solo encuentro una respuesta, la Divina Madre será quien lo decida.

 

                      ¡LA FORTUNA DE TENER UN AMIGO ASÍ!

¿Cuántas veces por día me miro en el espejo? Al levantarme por la mañana me afeito, me miro en el espejo; me lavo los dientes, me miro en el espejo. Luego de la ducha para peinarme, me miro en el espejo. ¿Muchas veces más? Lo dudo, pocas seguramente.

Luego me zambullo en el mundo. Trabajo, familia, distracciones, ir y venir en el trajín de lo cotidiano. ¡Así mi vida exterior!

¿Y qué pasa con mi vida interior? ¿Cuántas veces por día estoy atento a como me siento, como pienso, qué creo querer y no querer? Lo que me gusta, lo que me disgusta. También seguramente muy poco. 

Pero hace algún tiempo encontré la solución. Llamé a mi mejor amigo y él ha decidido venir a vivir conmigo para observarme. Se sienta en el auto a mi lado. Está atento para ver como tomo mis alimentos, como hablo y lo que digo. Ya va conociendo lo que pienso, lo que quiero y no quiero y mucho más lo que me gusta y lo que me disgusta. Cuando voy a dormir se recuesta a los pies de mi cama y aún está allí cuando despierto.

Cada vez confío más en él. Hasta nos parecemos tanto que diría que tiene mí mismo rostro y su voz siempre me parece familiar.

Creo que la idea fue acertada. Desde que él me acompaña, tomo mejores decisiones, soy más amable y comprensivo con quienes me rodean; podría decir que tengo mayor conciencia de mi mismo. 

Su generosidad es tan grande que no pide nada a cambio. Sólo que lo tome en cuenta la mayor cantidad de veces posible cada día.

Tener un amigo así es la mayor fortuna que uno puede tener   

         DARME CUENTA

Darme cuenta fue la palabra que cambio mi vida, después de años de desenvolvimiento espiritual.

Al ver que todos mis pensamientos, mis sentimientos, mis acciones, no estaban en sintonía, con mi ideal espiritual.

Todo aquello que tanto me había costado conseguir pensando que me daría Libertad y Felicidad, empezó a cuestionarse, no porque tenía que desecharlos, sino por la actitud para con ellos.

Sentí que estaba identificado con ellas y en lugar de encontrar la Libertad y Felicidad buscada me limitaban.

Cuantas horas de mi vida dedicaba para cuidarlas para no perderlas, porque eran mías, como cuando era niño, mi juguete, mi pelota, mis amigos con sentido de posesión, pendiente de que podría perderlo, o tener que dejarlo.

La toma de conciencia me permitió, cambiar la actitud y comenzar a observar a donde me llevaban esos pensamientos, sentimientos esa forma de reaccionar y logre PARAR y tomar distancia, entre mi experiencia y mi ideal espiritual.

Esto pude practicarlo en cualquier momento del día, haciendo que la observación se transforme en un PARAR.

Este hábito me permite tomar conciencia de la actitud y parar e ir hacia mi objetivo.

Es un proceso que con ayuda de la ascética (meditación, acto contrario, dirección espiritual) me lleva a DESIDENTIFICARME, para expandir mi conciencia y poder ver claramente quien soy.

DAR ESPACIO AL SER

En un momento de enojo, tomada por la ira con toda mi energía puesta allí, identificada con lo que está pasando, ¿puedo detenerlo?, distanciarme, o simplemente aceptar lo que pasa, después pasado un tiempo logro reflexionar sobre lo que paso, puedo ver mi actitud, pero estoy identificada con mi pensamiento y también justificarlo, pero si yo tenía la razón, era lo justo, y, mi ego está contento, nada cambia, y lo que me resisto a ver persiste.

 Puedo verme, ser objeto de observación como las circunstancias controlan mis pensamientos sentimientos y accionar, darme cuenta que no funciona.

Y esto me genera un conflicto, en realidad cómo estoy viviendo, es la mejor relación que puedo tener con mi entorno, que tiene que ver con los anhelos de mi alma, quien soy, quien quiero ser, le sirve a alguien mi proceder, alcanzo a ver en el otro el efecto de mi actuar.

Llevar este accionar a mi meditación es la oportunidad de transformar un conflicto en una posibilidad real de cambio, comprender la programación de mi mente a responder siempre de la misma forma, romper con el hábito del pensamiento compulsivo, liberarme de las variantes mentales y emotivas, sacarme la máscara aprender a pensar de otra manera, despertar a otra visión de futuro a través de una transformación en mi forma de pensar y sentir y creer en la posibilidad de cambio fortaleciendo mi verdadera individualidad.

Independizarme progresivamente en un nuevo estado de atención en el presente, buscando una coherencia entre mi cerebro y mi corazón.

Observarme cuando me identifico con mi cuerpo, mente, las emociones y estados de ánimo, para dar espacio a mi ser interior, silencio, quietud mental, dar lugar a lo desconocido.

No volver a realizar las mismas elecciones, tener pensamientos de alegría, libertad y gratitud.

Simplificar, ser uno, dejar el personaje que es mi personalidad, estar atenta, despierta en el instante presente, dejar fluir a mi verdadero yo, que todo fluya, que nada influya, generando aceptación comprensión y armonía.

 

Caballero Secretario Adrian Lanas

Dama Secretaria Susana Pulpeiro

Caballero Limosnero Alejandro Pellizzari

Caballero Lector Ricardo Lewitan

Caballero Orador Claudio Pohle

Dama Asistente Alicia Ruggeri

Caballero Llavero Darío Talamonti