A la Dama Gran Maestre de CAFH Con motivo de la visita anual, al Grupo de Damas Solitarias de la Tabla 91 de Santiago de Chile Santiago Octubre, 2020 |
Trabajo Anual
Cartas a la Divina Madre
Amada Luz Divina
Es el mes de marzo, algo raro está ocurriendo, dicen que partió en China.
Las noticias llegan a los celulares y medios de comunicación.
Videos y más entrevistas nos alertan que debemos usar mascarillas y la importancia de éstas, junto a muchas otras medidas.
Debemos actuar bajo un estricto protocolo.
Divina Madre,
El contagio se expande y no respeta edades ni es misericordioso.
Chile ya no está lejos de China
No es solo una noticia, es una realidad en todo el “mundo”.
Divina Madre,
Estoy entre los muertos, los veo caer sin importar las fronteras.
Los índices en las estadísticas, siguen sumando.
Ahora no podemos abrazarnos, menos besarnos.
Inventaron saludos con los codos
y un ¡hola! a distancia de un metro.
Y tus Hijos de Cafh, volvimos a las reverencias.
Dicen que debemos protegernos y se creó el aislamiento,
sectores cerrados y toque de queda,
pero muchos continúan en el campo de batalla,
hermanos franceses, italianos, chinos, brasileros…
siguen cayendo, como entregándose a una misión
que ya estaba escrita, para enseñar al mundo
más humanidad y unidad.
Y esos miles de familias les despedían,
por primera vez, a la distancia
en soledad con dolor y siguiendo un frío protocolo.
Divina Madre,
¿Sabes? La naturaleza comenzó a mostrarse como un arcoíris.
Animales ausentes antes alejados y ocultos,
silvestres y no domesticados, nos visitaron.
El cielo nos regaló estrellas brillantes y aires puros.
Pensé que tenía sentido ver tantas estrellas en el cielo,
como tantos hermanos en la tierra
brindando su vida por una causa,
el despertar de nuestra conciencia.
Un gran grito se hacía claro al correr de los días,
un grito de volver a lo más importante,
un grito como un eco, un eco que siento permanentemente,
no solo en mis oídos, sino en mi conciencia,
en mi corazón y en mi ser entero.
Volver a ser humanos, iniciar este viaje a nuestro interior,
no de cuarentena sino de cuaresma.
Escuchar los latidos del corazón con todos los corazones,
saludos con miedo y dolor – latidos de la tierra – latidos de la vida
de un padre, de un hijo, de un abuelo
en todos los idiomas, en todas las culturas,
debajo de todas las corazas y mascarillas.
Madre amada,
esta experiencia es la suma de todas las enseñanzas que nos has brindado, desde la primera hasta la última.
¿Sabes?, la tecnología hoy nos unió somos protagonistas todos,
en este acontecer cotidiano, dejamos el sillón,
para ya no ser más espectadores.
Madre Divina,
desde este presente infinito, me despido de ti con un hasta siempre.
Divina Madre
Estoy con mi madre Ruth recostada a su lado
Siento su respiración y su aroma tan de ella
Mientras la observo pienso:
A veces no tengo mucha paciencia
¡pero soy hija de Cafh!
Siento la soledad que me invade
¡pero si soy una hija de Cafh!
Tengo pena Divina Madre
¡pero soy hija de Cafh!
Mi meditación no es a diario, me cuesta tanto…
¡pero soy hija de Cafh!
¡Quisiera volar a tu lado y dejar esta inútil carrera,
¡pero soy hija de Cafh!
En ocasiones no me siento unida, a vecinos,
ni a amigos, familia ni sociedad,
¡pero soy hija de Cafh!
He sentido envidia por aquel que vive entre bosques y ríos,
¡pero soy hija de Cafh!
Hija amada
Estuve todo el tiempo a tu lado
Fui Ruth, tu madre dormida
Fui tu impaciencia, tu soledad, tu pena,
tu dificultad para meditar, tu separabilidad y tu envidia
Hija de mi corazón
Hija mía, tan humana, tan divina, polvo de estrellas
Soy todo aquello y más.
Soy la experiencia que haces, más allá del camino elegido
Sigue adelante, no desmayes
Vive el regalo de la vida y aprende de ella.
Amada Divina Madre
Aquí estoy en completo silencio, buscando tu consuelo.
Sí, estoy con dolor. Digo dolores de Parto y de Muerte también.
Muchas muertes Madre Divina, seres humanos, familiares que nos dejan, la muerte también a las formas mentales, sociales.
Luchas, divisiones y enfrentamientos.
Experimento el dolor de no ser ajena a todo ello,
es un gran dolor, una espina que sangra en mi corazón.
A veces siento puñaladas en ambos costados de mi cuerpo.
Me quedo muda, si, muda. Persevero, busco encontrar sirviendo en esta guerra, en esta lucha para que gane la vida. Hacer en mí lo que anhelo para el mundo.
Generar mi propia paz. Armonizando las relaciones.
Compartir Alimento Espiritual. Llevar alimento a los que poco tienen.
Atravieso mi propia noche y espero los rayos de mi amanecer para ofrendar lo poco, mucho que puedo ofrecer.
Comparto. Acompaño interiormente, orando, generando un buen ambiente hasta donde de mi fuerza.
Regalando brotes y plantas. Preparando dulces y queques para endulzar la vida.
Hurgo en lecturas, busco en mi mundo interior para regalar señaléticas, orientaciones que puedan ser de ayuda para alguna alma que necesite encontrar su camino, para retornar a su hogar.
Si puedo, la acompaño un trecho de su camino, para que no se sienta sola.
Madre Divina, tengo la fuerte intuición de que estamos amaneciendo a nueva era. Participo con todo, en ello.
Con mi esperanza, a las nuevas maneras de relacionarnos y también participo con los dolores del parto y de la muerte de lo viejo que queda atrás.
Siento que estamos, la humanidad, todos juntos transitando por un callejón oscuro, como un canal de parto.
Veo el bosque tenebroso, con nuestras propias sombras proyectadas en el sendero.
Vamos juntos, me veo en este grupo llamado humanidad, abriendo camino, senderos, pisando el camino nuevo que vamos haciendo con cada uno de nuestros pasos, mis pasos, los pasos de los compañeros de camino, de vida, de cada ser humano. En medio del silencio, experimento el vacío de no saber lo que viene.
En los momentos de la oscuridad mayor, solo la luz que sale de las lámparas de nuestras conciencias alumbra este sendero.
El amor, el cultivo de la amistad y el compañerismo es el fuego que nos calienta y nos impulsa a seguir adelante para llegar a nuestro destino.
Madre Divina, cuando estoy cansada, agotada, en tus brazos encuentro el consuelo. El volver al templo interior, inspirar y expirar conscientemente el aire que respiro.
Orar nutre mi esperanza y la confianza endulza la vida.
El permanecer presente a la nube que se asoma, a los brotes de las plantas y las flores que amanecen.
Todo ello me acompaña y me devuelven a la paz y el misterio de la noche estrellada.
Divina Madre, te amo.
Madre, madre
Madre Divina
¿En dónde estamos?
¿En un mundo que como Diosas hemos parido
y seguimos pariendo, a cada instante?
Madre, madre
Madre Divina
Qué lugar es éste,
en el que a ciegas transitamos
Donde todo gira velozmente y el movimiento no se detiene
Será, ¿que aún no nacemos?
y el caos es nuestro vientre
Madre, madre
Madre Divina
Qué es este dolor inmenso de dividirme en millares de fragmentos
y no reconocerme en mis partes
Y luego esta paz profunda,
este gozo inconmensurable
y descubrirme en cada ínfimo fragmento
¿Qué es esto Madre?
Agotada, me detengo
No hay otro lugar, solo éste
Todo se silencia
Es tu voz que me calma.
El gozo de estar explorando, buscando,
descubriendo estados de conciencia, que pulsan
percibiendo el instante de presencia
A mí, en atención a la honestidad,
y a lo que por momentos siento, y me da paz
agrego a lo antes escrito,
De tu presencia divina en el corazón
El corazón como fuente de vida
El primer signo vital del óvulo fecundado
cuando comenzó a latir el corazón
cuando la vida se instaló
cuando tú lo permitiste
Vivir esta experiencia humana
Gracias D M por tu amorosa presencia
Querida Madre
Quisiera compartir contigo algunas reflexiones que surgen desde lo más profundo de mi alma y necesito que tú me escuches.
Me he dado cuenta que hay una voz en mi mente que nunca para de hablar.
Es una conversación interna muchas veces desagradable pues me convence de peligros inexistentes o de miedos irracionales que me llenan de negatividad, condicionándome de tal manera que no hay espacio para tomar conciencia de lo que esta voz produce en mí.
Necesito Madre callar este dialogo para percibir tu presencia y vivir una nueva dimensión en mi conciencia, lo que en estos momentos es primordial para mí.
La situación del mundo exige de mi parte una transformación profunda.
Si anhelo el surgimiento de una nueva conciencia trabajo con tu asistencia en esta premisa.
Ya no es tiempo de cuestionamientos ni dudas, tampoco es un deseo de algunos pocos, es una necesidad de la humanidad toda si queremos sobrevivir.
Desde hace algún tiempo vivimos con preguntas, dudas e incertidumbres que nos alejan de un estado de reflexión, de recogimiento.
Tenemos que trabajar para estar atentos, en lugar de estar perdidos en nuestras reacciones ante los múltiples estímulos que recibimos.
Practicar la “Atención Plena”, o “Mindfulness”, en el recuerdo de sí. Es el intento de estar más despierto.
Es una forma de meditación activa.
En el mundo falta una escucha activa.
Podemos vivir esta experiencia con confianza y esperanza como oportunidad trascendente para nuestro desenvolvimiento espiritual.
Se trata de terminar con el sufrimiento, salir del papel de víctima.
La felicidad está en uno y la responsabilidad es mía.
Asumo esta responsabilidad en lo que vivo y me toca con Amor.
Los Protectores y Santos Maestros nos asisten en esta gran tarea.
Una pausa en nuestras vidas
se ha generado en estos días
interrumpiendo la rutina
que nos consume nuestras vidas
Nos llaman todos los días a mantener la distancia
lo que nos obliga a desarrollar nuestra templanza
sin que nos lesione la confianza
que hace tiempo alimenta una exigua esperanza
Cada uno defiende su verdad
viviendo al límite la realidad
que nos enfrenta a la necesidad
de hacer más extensa la solidaridad
Pensar en el otro
Parece tan difícil y a veces remoto
Sin embargo, estoy aquí
Haciendo frente a un gran terremoto
Hoy sólo nos miramos a los ojos
no vemos sonrisas ni enojos
despertamos otros sentidos y antojos
que nos acercan al que miramos de reojo
Estando en casa siento el latido de mi corazón
que se ha despojado de su armazón
revelando en mi interior
la búsqueda incesante de vocación
Callo, escucho y siento,
Esa voz que hoy grita aquí dentro
Me sumerjo en un prolongado silencio
Me contacto con el infinito universo
Que se refleja en el mar y el firmamento
Me transporto a través del tiempo
Cierro los ojos y me concentro
me quedo en blanco y negro intenso
con fuerza, voluntad y sentimiento
camino con determinación al encuentro
del destino que a veces esquivo y violento
pone a prueba mis más sutiles talentos
Me aquieto, respiro y suelto,
en cada suspiro, en cada latido, en cada sentido
me fundo, me confundo y crezco
de la mano del incesante tiempo
dejo fluir lo que siento
Me aquieto, respiro y suelto,
En mi corazón amor es lo que siento.
A la Divina Madre