TRABAJO ANUAL 2020

TABLA 61 ORDENADOS DE MENDOZA

 

 

 

Mi experiencia como Enseñanza

 

 

 

 

 

Lilibeth Yánez

Jorge Vargas

Maria Angelica Molina

Susana Mujica

Alfredo Atencio

Ricardo Motta

Manuel Guirao

Ernesto Roux

Miguel Vizgarra

 

 

 

Mendoza, Noviembre, 2020

Introducción

Este trabajo surgió como una respuesta de la T 61 a la solicitud de propuestas de cursos para trabajar en las Tablas de Ordenados en el año 2020.

Al grupo le pareció un desafío escribir algo que permita posteriormente elaborar un curso de enseñanzas, a partir de las experiencias individuales de los miembros que lo componen.

Cuando empezamos a dar forma a esta idea de hacer de la experiencia de vida una enseñanza, planteamos que nuestra intención no era mostrarnos como un ejemplo para otras personas. Tampoco pretendíamos ser fuente de enseñanza. Todo lo contrario, nuestro deseo era ilustrar cómo nuestras interpretaciones de la vida se transforman en enseñanzas, cuando se nutren de la doctrina de Cafh, nuestro camino. Y además mostrar que la Enseñanza llega cuando uno está dispuesto a aceptarla.

Y una vez definido nuestro objetivo, vimos conveniente formular una metodología de trabajo para dar coherencia y consistencia a nuestros relatos individuales. Siguiendo las pautas establecidas de antemano, cada uno de los miembros de grupo seleccionó, en plena libertad, el suceso o circunstancia de su vida personal que iba a describir, brevemente, para finalmente exponer cómo la enseñanza llegó transformando su percepción de la realidad.

Si bien las experiencias son variadas y pueden darse a distintos tipos de interpretaciones, el desafío fue “extraer” de ellas, la esencia de la experiencia que nos dejó una enseñanza.

La reflexión sobre nuestras experiencias, nos permitió entender que los modos en que resolvimos nuestra vida cotidiana están en relación con los preceptos aprendidos en Cafh. Cuando compartimos nuestros relatos en las reuniones semanales, intentamos también universalizar nuestra visión de ellas, para que más allá de la experiencia personal, la enseñanza aprendida se difunda como una verdad que puede ser útil para otras personas.

Por otra parte, nuestro trabajo también nos permitió mejorar nuestra capacidad de comunicarnos en forma escrita. Así vimos también que la práctica de escribir ayuda a exponer de forma más clara lo que se quiere transmitir.

El resultado de este trabajo es, en este sentido, un ejercicio más de los que nos propone el método de Cafh para trabajar con nosotros mismos.

1. Tomando consciencia de mi fuerza interior

A todos, la vida nos pone a prueba, nos trae dificultades y de acuerdo a ello también, nos exige soluciones. Como Hijos, tenemos una ascética diaria, la cual nos facilita, en alguna medida, un despertar interior.

Voy a contar algo que creo que es producto de esa ascética y que me llevó a descubrir una verdad. Lo que pienso y siento me hace creer que las verdades significan, para los seres humanos, una posibilidad de apertura y ampliación de la consciencia. Una ventana hacia nuestra realidad verdadera.

Cuando yo trabajaba, se presentaban a veces de arduos procesos, a los cuales tenía que encontrar soluciones. Cuando aparecían estas dificultades era yo la responsable de marcar el camino a mis colaboradoras. Al principio, me encontraba yo dando vueltas y vueltas en vano, no encontraba cómo resolverlas y finalmente, me rendía.

 

Entonces cansada, me retiraba, iba al baño y casi sin darme cuenta, me concentraba en lo blanco de los azulejos, colocando en mi mente el problema. Luego de un rato, no sé si era el hecho de tomar distancia o si era por la concentración en que entraba, lo que a continuación sucedía y de un momento a otro, aparecía una respuesta. No sabría decir de donde salía. Yo, a veces pensaba que me conectaba con una mente superior.

Entonces, con esa respuesta volvía al mesón de mi trabajo y encontraba la solución del problema. Así pasó varias veces, a mis compañeros les llamaba la atención y me preguntaban ¿Cómo lo haces? Yo no les iba a contar lo que yo hacía, solo contestaba por Analogía. ¿Qué es eso? preguntaban. Yo les decía es la relación de semejanza entre dos cosas distintas.

Y así se desarrollaba mi vida, cuando aparecían los problemas, exponía las dificultades en lo blanco, y esperaba la respuesta. Con el tiempo no lo hice más, descubrí que las soluciones estaban ya en mí y que solo tenía que sacarlas. El hábito de distanciarme de los problemas, de no identificarme con ellos, estaba ya incorporado en mí.

Me di cuenta que la vida es un proceso de desenvolvimiento. La ascética de meditación y los ejercicios nos dan una vida mejor. Si los practicamos podemos reconocernos. Al adentrarnos en nuestro mundo interior vamos descubriendo nuestras limitaciones. Encontramos nuestras fallas y las huellas que nuestra familia y la sociedad imprimieron al forjar nuestra identidad. El pasado que nos condiciona es la Dama del Velo Negro, pero no nos quedamos atrapadas por sus redes, insistimos y permitimos que nuestra personalidad se resquebraje y así podemos ingresar a otra realidad, a otra percepción de lo que somos, más allá de lo conocido. Aceptar ese reto y enfrentar el vacío que implica la renuncia al pasado personal, nos permite ver la vida desde otro nivel de consciencia, desde un lugar en el que las limitaciones dejan de constituir cercos. Aceptar lo que somos en un sentido amplio, nos permite, tomar consciencia de que mas allá de las determinaciones somos seres en unión con el cosmos. Nuestra fuerza interior viene de allí. Por eso digo que la ascética de la meditación y los ejercicios nos ayudan a resolver nuestros problemas y a vivir mejor.

2. Vivir intensamente

Dicen que la vida es una escuela. Yo no estoy segura de que venimos a este mundo a aprender. Tal vez prefiero creer que el registro de lo que somos se produce en forma inconsciente y continua. Sin embargo, hay experiencias que nos marcan y que, a partir de ellas, vemos las cosas de forma diferente.

Como seres humanos, necesitamos poner en palabras las emociones, sentimientos e ideas que se despiertan en nosotros al contacto con lo que nos rodea. Cuando las hallamos, tomamos consciencia de lo que la vida es y a eso lo llamamos Enseñanza.

No hay una forma válida de interpretar las experiencias. Algunos creen que lo que les pasa se explica por el destino o por el karma que queda de vidas anteriores. Otros consideran que las cosas que les suceden no tienen mayor explicación que el azar o la suerte.

En realidad, no sabemos por qué nos pasa lo que nos pasa. Solo cuando pensamos en ello, sentimos que estamos vivos. Y, como seres vivos nacemos, crecemos, nos caemos, nos levantamos y seguimos. La vida es una apuesta por la vida y por eso, nos esforzamos para sobreponernos a los retos cotidianos. Nuestro límite es la muerte y sostenemos nuestra historia hasta el último minuto, de acuerdo a los principios que son soporte de nuestra vida.

Cada uno elabora una historia, de forma más o menos consciente nos contamos un cuento de lo que nos sucede. Mi cuento de hoy, es uno de los más tristes que he vivido, y describe cómo caí en la cuenta cabal de que nada, ni nadie nos pertenece. Lo cuento desde la renuncia, pilar de mi Camino espiritual.

Tenía 30 años, un esposo, dos hijos, estaba dando los primeros pasos de mi carrera laboral; digamos que todo marchaba bien. Recibía el apoyo de mi camino espiritual y parecía que el mundo me sonreía. Me casé joven; mi marido era la fuerza que marcaba el camino y yo era la que nos sujetaba en el mismo.

Un malestar se fue interponiendo en nuestro camino, mi compañero empezó a presentar problemas digestivos y como el tema era cada vez preocupante, consultamos al médico quien nos aconsejó una ecografía. Cuando se hizo el estudio, solo aparecía una mancha en la zona del hígado y todo indicaba que una piedra allí existente, podía ser extraída sin riesgo ya que él tenía solo 29 años. Aceptamos ir a una intervención quirúrgica, la que no fue tan simple, ni tan rápida. Duró más tiempo que el previsto y, al finalizar, el médico me informó que encontraron un tumor y que no pudieron extirparlo. Lo abrieron y cerraron, la aorta estaba comprometida y que la probabilidad de una sobrevida no superaba los tres meses.

Recuerdo aquel momento. Todo se oscureció para mí. Alcancé a sentarme en una grada del hospital. Internamente repetía, una y otra vez, que sabía intelectualmente que mi esposo no me pertenecía y me preguntaba por qué la vida me exigía desapegarme de él.

El tiempo que vivió fue un tiempo muy rico. Ambos buscamos las palabras que le dieran sentido a esta experiencia, no las encontramos. Fueron tres meses intensos

vivimos el presente, defendiendo la vida hasta el final y preparándonos para el momento de su muerte. Han pasado más de 30 años y aunque la certeza de que nada, ni nadie me pertenece. Todavía me acompaña, todavía me conmueve la soledad en que nos dejan los que mueren.

Evidentemente, las experiencias dolorosas son las que tienen más peso a la hora de sumergirnos en lo profundo de nuestra realidad. Comprendemos muchas cosas frente a la muerte, sobre todo cuando se trata de una despedida de los que amamos. Podemos revelarnos, aferrarnos a ellos, pero cuando comprendemos que el camino que recorremos es individual y enalteciendo la libertad, abrimos las manos y los dejamos ir. Racionalmente no encontramos una explicación, pero algo en nuestro interior nos susurra que la muerte sólo es, un cambio sustancial de vida.

Más allá de los devaneos, la consciencia de la cercanía de la muerte es una invitación a vivir intensamente. El desapego de la vida es un abrazo a dimensiones que amplían nuestra consciencia. Reconocer que el tiempo con que contamos los seres humanos es un recurso escaso, obliga a no ser mezquinos con nuestra vida y a darnos en cada circunstancia sin dobleces, ni disfraces. Por otra parte, la conciencia vivencial de la muerte termina con la omnipotencia y nos hace humildes al convencernos que la vida no nos pertenece. Desde una actitud basada en la Renuncia, la muerte deja en descubierto el proceso desencarnado de la vida.

3. La expansión de la Obra de Cafh

Desde su fundación, ocurrida en 1937, Cafh ha atravesado por distintas etapas. Al principio, la tarea del primer Director fue arraigar la Obra en el templo interior de un reducido número de personas. La misión del Segundo Director (1963) fue asegurar su expansión.

En el esfuerzo por la expansión de Cafh se desarrolló lo que ahora voy a contar; remite a la experiencia de vida de mi familia, impulsada por la posibilidad de difundir la Obra de Cafh en Estados Unidos. Ejemplifica las circunstancias que enfrentaron algunos de los miembros de Cafh que dejaron lo que tenían, para dar a conocer el mensaje de renuncia.

Fuimos invitados por el Director Espiritual que por aquel entonces teníamos en Mendoza, quien se trasladó a EEUU para fundar una Tabla. La invitación era para participar en el trabajo por las almas.

Nuestra familia, en ese momento (1981), se componía por mi esposo (39 años), mi hija (12 años), mi hijo (11 años) y yo (37 años). Luego de solucionar las cuestiones de la vida diaria, me refiero al alquiler de nuestra casa y los temas laborales, tomamos la decisión de emigrar, la misma fue en consenso por todo el grupo familiar. Entonces, le escribimos al Sr. Jorge, nuestro Segundo Director de Cafh y recibimos su aprobación.

Llegamos a Virginia – Estados Unidos en el mes de enero, pleno invierno. Todo estaba nevado y muy frío. Nos permitieron ingresar al país con una Visa por seis meses, para estudiar inglés.

Al arribar a Virginia compartimos con el Director Espiritual, un mes su departamento. Posteriormente, alquilamos una casa en el estado de Maryland, contiguo al estado de Virginia. Esto nos llevó a tener que cambiar a nuestros hijos de escuela, no sin antes realizar innumerables trámites, especialmente una cantidad enorme de vacunas. Ahí fue que comenzamos una experiencia muy linda en el nuevo barrio, con vecinos muy diversos y muy amables.

Abocados a nuestro objetivo, asistíamos a las reuniones que se hacían en la casa del Caballero a cargo de la zona. Eran dos, una de hombres y otra de mujeres, y no se hacían distinciones respecto a los votos dados. Todos los Hijos éramos latinos.

Con el tiempo tuve la posibilidad de realizar un Retiro fuera de Radio. Se realizó en Georgetown en la Comunidad que en ese momento tenía a cargo la guardería, fue una hermosa experiencia.

A los tres meses de residir tuvimos la visita de un Hijo de la Tabla de Mendoza, quien viajó con su esposa e hijo. Con ellos viajamos, todos juntos a Nueva York, para asistir a la primera conferencia que el Sr. Jorge daba en inglés, en la Fundación. Me llamó la atención que esta Conferencia fuera abierta al todo público, puesto que en Argentina los acontecimientos políticos no permitían esta modalidad. Además, se podía interrumpir al orador haciendo preguntas y comentarios. Sin duda, eso era una muestra de la cultura de esa sociedad.

La vida continuaba, mi esposo yo pasaba horas en el Instituto estudiando inglés, de diez a diecisiete horas. Mis hijos en su escuela donde sólo se hablaba inglés, la anterior era bilingüe, lo que les exigió mayor esfuerzo; menos mal que se adaptaron rápidamente.

Los fines de semana hacíamos deportes. Nos inscribimos en YMCA y allí formaron un equipo de futbol y nombraron a mi esposo entrenador, por ser argentino. En el club para juntar fondos y poder comprar lo que el equipo necesitaba, comenzamos a vender empanadas mendocinas, las que tuvieron muy buena aceptación.

Pero las cosas no funcionaban como debían, el Director Espiritual nos había tomado de hijos y no justamente espirituales. Pretendía dirigirnos en todo lo que realizábamos. La situación se agravó cuando hubo una divergencia fuerte entre mi esposo y el Director Espiritual.

Habían transcurrido seis meses y llegó de visita El Sr. Alberto. Fue una alegría muy grande, obviamente. Su visita tenía por objeto, reunir información para definir cómo estaba transcurriendo nuestra experiencia y especialmente reveló datos sobre la relación entre el Director Espiritual de la zona y mi esposo.

A los nueve meses decidimos volver a Mendoza, no encontramos la forma de canalizar nuestro anhelo de expandir las ideas de Cafh en Virginia. Al tiempo de estar en Mendoza, nos enteramos que el Director de aquella zona había sido separado de la Obra y recibió en Estados Unidos una indemnización por haber trabajado en el camino espiritual.

Una primera evaluación de esta experiencia, puede hacer pensar que la misma no fue buena, sin embargo, para toda la familia y para mí fue importante. Aprendimos muchas cosas, ampliamos nuestra visión de cómo es la diversidad de interpretaciones y comportamientos en la cultura norteamericana, nos sometimos a un proceso de adaptación transformador, constatamos que las reuniones se podían organizar de acuerdo a las características del lugar y, comprendimos la necesidad de adecuar el mensaje de Cafh al mundo no latino.

Las dificultades surgen en el camino cuando en nombre de la Obra, el Delegado de la zona intenta constituirse en el intérprete exclusivo e infalible de la Idea de Cafh. Tal vez este es un error de nuestra sociedad autoritaria.

Mas allá de ello, hoy reconocemos que ningún director espiritual puede regir la vida de los que participan en la Obra, porque Cafh es, como dicen sus postulados, un camino de libertad y responsabilidad individual. Los seres humanos pueden equivocarse y fortalecer su ego, pero la Obra continúa y aprende de las experiencias fallidas. Por otra parte, la vocación de ofrenda no se diluye en la adversidad.

4. El valor de la Ascética de la Renuncia

La experiencia de un camino espiritual es sin duda personal e insospechada. A los 22 años escuché mi llamado espiritual y comencé a trabajar en él, en Cafh.

Un buen camino espiritual, que apunte al desenvolvimiento, utiliza herramientas que permitan desarrollar, madurar, fortalecer distintos aspectos del individuo que lo ayuden a lograr dicho propósito.

Ya sea que pongan más énfasis en algunas herramientas que en otras, casi todos los caminos espirituales tienen en cuenta los aspectos físicos (pudiendo tener en cuenta la alimentación, la buena oxigenación, la flexibilidad y fortaleza corporal), el desarrollo de hábitos o rutinas que eviten las distracciones que aparecen en el día a día y el tomar cada vez decisiones trascendentes cuando no hay motivación. También incluyen ejercicios de memoria y reflexión, ejercicios de meditación en sus cientos de variantes de entrenamiento cerebro-espinal (mente – cerebro – cuerpo) para aprender a dirigir el foco al presente, al sí mismo, al todo, o a un propósito, entre otras posibilidades.

En un camino espiritual despojado de aspectos religiosos, lo que más se busca es unirse al presente. Por esto, el desarrollo de la atención es uno de los aspectos más importantes. En Cafh también se sugiere el examen retrospectivo que refuerza la memoria a la vez que, ayuda a despojar la experiencia (lo importante a retener) de las emociones que se le unieron (que a veces desdibujan a la experiencia en sí).

Cafh tiene un repertorio aún más grande de herramientas ascéticas que implican un esfuerzo deliberado y continuo para influir en los hábitos de conducta y en las tendencias personales, que los Hijos han sabido reconocer. A este conjunto de estrategias Cafh le ha llamado Ascética de la Renuncia.

La Ascética para Cafh no tiene sentido por sí misma si no tiene un propósito, una orientación hacia la mística. Entendiendo por mística, la posibilidad de vivir cada vez más unido y en sintonía con el todo. De tal modo que cada acto y cada pensamiento participan cada vez más conscientemente con todos los seres, empezando por los que tenemos alrededor. La mística es entonces, amor en acción.

Durante todos estos años puedo decir que la herramienta que más me cuesta todavía asimilar, fue la que me dio los mejores frutos, fue la misma Ascética de la Renuncia, exceptuando los ejercicios físicos. Como método de vida, la Ascética de la Renuncia, me enseñó a disciplinar la mente, el cuerpo y el corazón. Hoy puedo decir cuán buena y eficiente es esta herramienta, no solo por practicarla por muchos años, sino también por el efecto que produjo en mi vida, el no hacerla tan bien como antaño.

Atribuía a la “aridez” y otros motivos, que no tenía claros, el hecho que la fuera dejando de lado. Y con ello fui perdiendo la disciplina mental y del corazón. Esto le sucede a muchos, pero a muchos seres y, con seguridad, es algo que afecta significativamente el rendimiento de las personas. Pero lo que eso produjo en mí, fue muy grave. Más que lo que le sucedería a la mayoría de las personas. Yo no sabía aún, con precisión, lo que era el TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), ni que yo lo padezco. Sucede que esta condición cerebral, en uno de cada diez personas, no deja

mantener la atención por un buen tiempo, se distrae con facilidad, le resulta más difícil contener los impulsos, recordar lo que está pasando, estar aquí y ahora (pero en la tierra).

Ahora puedo decir convencido que, los síntomas del TDAH eran mitigados con muchas de las técnicas que recopiló Cafh de los archivos que contienen la sabiduría humana, de lo aprendido durante miles de años. Por lo que entiendo ahora podría decir que, comparando a un ser entrenado en la ascética como algunos monjes y seres especiales, con la mayoría de los humanos, estos tienen un déficit de atención.La atención con que cuentan solamente les alcanza para vivir una vida promedio, captando las consignas, siendo empleados funcionales; por lo que pueden calificarse de normales.

Hoy entiendo que las terapias cognitivas y conductuales, el mindfulness y otras más, no son sino una visión moderna de las herramientas ascéticas que usamos los seres humanos para llegar plenamente al corazón (o la mente universal), a través de un entrenamiento de las capacidades cognitivas y conductuales.

La auto-observación, la observación del entorno en forma directa y sin prejuicios, la reversibilidad, la resiliencia, el callar y escuchar son prácticas que necesitan del entrenamiento (que llamamos ascético) constante, metódico que sólo es posible por medio de la voluntad. Estos ejercicios entrenan las funciones ejecutivas del cerebro: la memoria de trabajo verbal y no verbal (con el examen retrospectivo), la conciencia del transcurrir del tiempo, del ahora y el futuro, que permiten la anticipación y la planificación (meditación, reuniones semanales, dirección espiritual) entre otras.

Cafh, más allá de resaltar lo bueno y trascendente en mí, me salvó de no caer en las garras de un déficit congénito que afecta hasta el 10% de los niños, y el 5% de los adultos.

El llamado espiritual, en realidad, se presenta en nosotros como una necesidad de reconocernos, de completarnos, como un impulso que surge de lo profundo de nuestro ser. En esta búsqueda de una vida consciente encontramos y transitamos un camino de desenvolvimiento. Entendemos que requiere un proceso voluntario de trabajo con nosotros mismos.

Comenzamos el camino con distintos tipos de limitaciones y fortalezas, la mayoría desconocidas para nosotros. Al persistir, empezamos a reconocernos en nuestras meditaciones. Aprendemos la práctica y adquirimos nuevos hábitos. Logramos esa quietud y entonces vemos el movimiento incesante de las sensaciones y pensamientos. Comprendemos que no somos esa tormenta. Luego algo que considerábamos muy nosotros, puede ser solo un rasgo adquirido en casa, en la calle, o aprendido como tal en nuestro proceso educativo.

Debo agregar que también empecé a comprender que, quizás la lente con la que veía la vida puede venir determinada en un código genético, como si tuviera algún modelo determinado de computadora, que incluso podría tener alguna falla de diseño (característica que la hace deficiente en algunas cosas y mejor en otras).

Desde mi experiencia, he comprendido que la atención es la abertura por la que aflora la conciencia, o el amor. La capacidad de dirigir y sostener la atención es fundamental en la vida y aún más en un camino espiritual, porque nos libera de los vaivenes de la mente. No solo nos hace más productivos, también es imprescindible para una vida consciente. Es la clave para no distraerse en una vida egoísta; para estar aquí y ahora.

Ahora entiendo que al emitir en voz alta un compromiso, fijamos nuestra energía en un objetivo: la libertad. Y desde ahí vamos forjando el cuerpo emocional y mental para poder abrazarla, sin importar las limitaciones que nuestros prejuicios o ADN encierren.

Sucederá, como me suele suceder a mí, que de alguna forma tropecemos o retrocedemos en ese camino, pero el recuerdo del contacto pasado con esa realidad inefable que nos trasciende, bastará para saber que solo nos queda caminar hacia lo desconocido, con lo que somos y lo que nos dieron, ya sea que creamos que tenemos una limitación o una oportunidad.

5. La presencia divina

En Cafh, como en casi todas las doctrinas espirituales, se sostiene la idea de que lo divino mora en cada ser que habita el universo. Esto implica una mística de unión y una profunda reverencia hacia todo lo que nos rodea y a lo desconocido, que ni siquiera imaginamos. A veces es difícil plantearse esto en la práctica. Lo que hoy voy a contar muestra que, fuera de toda razón, a veces es necesario forzarnos a vivir conscientes de esta verdad.

Hace muchos años, en una ocasión estaba yo ensimismado en algunos pensamientos que me inquietaban. Y justo entonces, recibí la visita de la Hermana Flor, una religiosa muy especial, que me había encargado que le construyera unas bancas tipo plaza para la cárcel de mujeres ya que no tenían donde sentarse cuando venían visitas. Luego de ver el trabajo, sólo faltaba pintura a las bancas metálicas, me miró fijo y me pregunto qué me preocupaba. Reflexioné y me abrí comentándole lo que me tenía inquieto. Entonces le conté ese día, por primera vez, había enviado a mis hijos con una carga muy grande, se trataba de una piscina que excedía los límites de ancho y de largo del transporte. Debían atravesar Venezuela y el peligro aumentaba puesto que no conocían los caminos y sus riesgos. Ella me tomó una mano y me dijo: deja que Dios los cuide. Porque, tú crees en Dios ¿verdad? Le respondí que sí y me sentí relajado y agradecido. Cuando Dios está en tu vida, todo está bien, dijo. Él está en el cielo y nosotros estaremos con El ¿estás de acuerdo? Guardé silencio y luego dije: no pienso igual. Él no está allá. Y entonces ¿qué piensas? me preguntó. Yo contesté: Dios no está en el cielo, Él está entre nosotros y usted es las manos y los pies de Dios y el mensaje que llega a los seres que lo necesitan. En silencio, me tomó de las manos y me dió la bendición. Yo, sin saber que estaba ocurriendo, la oía y me llenaba de espíritu santo, percibiendo un gozo infinito.

Poco tiempo después quise transmitir mi experiencia al respecto y lo hice en un retiro. Hacía poco tiempo que me había ordenado, y el Superior de Venezuela, me puso a cargo de los retiros en Maracaibo. Fueron 40 días, una de las mejores etapas de mi vida. El grupo que me dio la posibilidad de trabajar sobre la presencia divina en cada uno de nosotros, fue el de Damitas de Solitarios. Luego del desayuno debíamos limpiar y arreglar el lugar. Éramos como doce en el lugar, antes de subir a meditar solíamos hacerlo, pero, esa vez se nos hizo tarde y dije que dejaran todo, así como estaba. Subimos y meditamos. Una de ellas sugirió pedirle a la Divina Madre que nos diga cómo meditar. Yo me opuse a ello. Algo intrigadas me preguntaron: Acaso, ¿usted no cree en la DM? Les contesté que no necesito creer. En ese momento volvió a mí la imagen de la hermana Flor. Mientras ellas, algo desconcertadas pensaban que como yo era un Ordenado, no podía no creer en la Divina Madre.

Se había previsto con anterioridad que una Dama me ayudara luego de la enseñanza, haciéndose cargo de conducir el retiro. Debido a ello, cuando bajamos vimos que todo estaba limpio y ordenado. Una de ellas dijo ¿quién hizo esto? A su pregunta contesté: fue la Divina Madre. Todas fueron presurosas a la cocina y vieron a la Dama Gisela. Ah! fue la Dama, dijeron. Pero yo les dije, para mí fue la Divina Madre. Así, ellas y yo recibimos la enseñanza desde el corazón.

Las ideas que encontramos en el camino de desenvolvimiento suelen ser abstractas y en algunos casos un reto a la razón y a las tradiciones que aprendimos desde pequeños. Pensar que Dios está arriba y es inalcanzable no nos permite ver la realidad tal como es. Pero, si metódicamente buscamos lo divino en cada ser humano descubrimos los lazos que nos atan a todos los seres vivientes y podemos vivir en gozo.

6. Experiencia del pre cruce de la Cordillera

En el año 1977 hice el cruce de la Cordillera de Los Andes a pie con 43 alumnos tardando 16 días. 8 días del lado Argentino y 8 días del lado Chileno. Era conducida por 3 Profesores.

Debo reconocer que las conclusiones a las que llegué de esta experiencia, me marcaron para siempre en muchos de los actos de mi vida debido a lo intenso de la misma.

Pre cruce

Para prepararnos para el cruce hicimos una travesía en unimov desde Uspallata a la ciudad de Mendoza por la precordillera partiendo a las 17hs en el mes de enero de hace 43 años.

Nos acompañaba un baqueano del ejército llegando a la cresta precordillerana a las 22,30 hs. aproximadamente. No llevamos alimentos, agua, linternas, abrigo, pala, etc.

Allí había un monolito que decía: “por acá pasó el ejército de los Andes con 1500 hombres…………”

Estando en esa situación empezamos a intercambiar opiniones para saber si seguíamos avanzando o nos volvíamos. Los profes opinábamos de volver y los baqueanos de seguir.

Fue una discusión de varios minutos en la cumbre de un cerro como a 2.400mts de altura, todo a oscuras, donde prevaleció la decisión de continuar con la siguiente frase del baqueano: “EL SOLDADO ARGENTINO SIEMPRE VA HACIA ADELANTE, NUNCA RETROCEDE”.

Empezamos a bajar por el camino sinuoso, donde cada vez se hacía más pedregoso hasta llegar a un lugar denominado Casa de Piedra, donde había una casa, caballos, gallinas, cabras. Golpeamos varias veces y no salió nadie. Resolvimos seguir.

Llegó un momento que se cortó el camino a pique, producto del escurrimiento por las lluvias. Había un corte en la huella de aproximadamente 1 mt de profundidad (socavón)

Nos detuvimos para ver cómo resolver el inconveniente sabiendo que eran las 4am aproximadamente, no veíamos nada, encerrados entre montañas, sin saber cuánto nos faltaba para llegar, mucho cansancio y el baqueano que no sabía tampoco dónde estábamos, etc. La situación era crítica para todos.

Nos separamos los profes por un lado y los baqueanos por otro lado, para ver las estrategias a seguir debido a que el unimov tenía por delante un socavón de un metro. En fin, la situación era crítica.

Los profes pensábamos en conjunto como una opción volvernos. Los militares seguir avanzando

Recuerdo con mucha claridad y fuerza, casi gritando y golpeando con el puño el capot del unimov en medio del silencio de la montaña, lo que volvió a decir el baqueano:

“EL SOLDADO ARGENTINO SIEMPRE VA HACIA ADELANTE, NUNCA RETROCEDE”.

Ante la firme decisión militar  del baqueano levantando la voz casi gritándonos, decidimos adaptarnos a esa postura de avanzar. Pasamos el socavón con mucho esfuerzo

Salimos al puesto “Las Chilcas” al oeste del Challo, cerro Las Lajas a las 7hs de la mañana

De por vida me quedó grabada esa experiencia lindísima donde las palabras del baqueano me resuenan hasta hoy, cuando en algún momento de mi vida quiero volver sobre mis pasos:

“EL SOLDADO ARGENTINO SIEMPRE VA HACIA ADELANTE, NUNCA RETROCEDE”.

Muchas veces en mi vida, como les pasa a todos los que habitamos este mundo, he tenido dudas de seguir o retroceder ante ciertas circunstancia críticas. Pero esa vivencia me marcó a fuego, y el impulso interno de seguir es muy fuerte.

No sé en qué lugar de mi ser está esa fuerza, pero surge desde adentro cuando el desánimo empieza a rondar en alguna circunstancia de mi vida.

Y así se los hago saber a mis hijos/as o también amigos que me hablan, cuando me consultan ante una situación en sus vidas.

Es más fácil volver sobre lo conocido que emprender nuevos paradigmas.

Enseñanza

Así nos está pasando en Cafh.

Estamos en una etapa de crisis, y muchos de los Hijos/as prefieren y se justifican en permanecer con las viejas estructuras y hábitos. Mientras otros están abocados a enfrentar el futuro buscando nuevas alternativas en el Camino.

En general miro a los Ordenados (me incluyo) que estamos en una zona de confort, sin ánimo de replantearnos algunos aspectos que merecen ser revisados. Diagnosticamos y damos enseñanzas a través del “relato” (que está de moda), sin animarnos a avanzar a través de un trabajo consciente, responsable y en equipo, para mutar a otra cosa.

No estoy diciendo cambiar todo, sino ser inteligentes en adaptarnos a las circunstancias que pasamos. Pero avancemos de una buena vez. Y lo tenemos que hacer a través del diálogo en equipo.

Es tiempo de revisar y replantearse algunos aspectos del camino. No la esencia del Camino, no la Llama del Camino. No la Mística. Eso es intocable.

Revisar no significa desechar, separar, no darle importancia, etc.

Y particularmente lo manifiesto y trato de colaborar para que así sea. Aunque sea un esfuerzo intermitentemente de mi parte.

Por ahora esa es la Enseñanza que saco de lo planteado en mi pequeña historia descripta

7. Reencuentro del camino

Según las culturas, especialmente occidental, un joven a los 20 años, casi es adulto, pero no ha dejado su adolescencia. Tiene sueños, y tiene que elegir cuales seguir.

Esta enseñanza muestra mi historia, la historia es de un joven inquieto, que siente que tiene que hacer algo distinto, a pesar de los costos que intuye que tiene que pagar. Esta historia se da hace más de 50 años. Ubiquemos la época, finales de la década del: Martin Luther King llevaba la lucha de la no violencia, asesinado en 1968; el “mayo francés” con las marchas de “La imaginación al poder”; habían pasado la película 2001 Odisea en el Espacio y Lanza del Vasto había dado una conferencia en Mendoza sobre “los hombres honestos”.

Este personaje decide jugarse por sus ideales, por la búsqueda de algo más profundo, y trascendente. Deja su zona de confort: su casa, su familia, sus compañeros de estudio y se lanza a otro país, para profundizar en su búsqueda esotérica de lo desconocido, quizás a un vacío desafiante e ilusoriamente apasionante y prometedor, lo desconocido.

Este “buscador” a los 17 años, se había contactado con un grupo “diferente” a lo establecido en una ciudad conservadora. No quería meterse en política, con los gremios, con las religiones, con agrupaciones estudiantiles, y sus expectativas universitarias lo habían desilusionado. Ese grupo citadino estaba en lo mismo. Habían incursionado en lecturas espirituales y esotéricas tal como Ouspensky, Gurdieff, el Baghavad Guita, la Biblia, Herman Hess, el Tao, Nietzche.

Un lider esotérico de ese movimiento, hace una aparición pública, y da su mensaje de no violencia y otras enseñanzas. Eso hace que el protagonista de la historia, se estimule a seguir adelante, había tenido una señal, que ese era un posible camino. Aparece un desplazamiento a otro país y empieza a convocar a otros jóvenes para sumarse a esta corriente. Para esos jóvenes invitados, a pesar de estar la mayoría metidos en política universitaria, abren los ojos, y ven la posible compatibilidad de este camino diferente como una alternativa, con desconfianza pero con sana curiosidad se suman al proyecto y participan de un retiro de 6 meses todos juntos, una decena de jóvenes guiados por uno más experto.

Allí practican meditación, diálogos, actividades físicas sobre un eneagrama en la tierra, lecturas espirituales, ejercicios de memoria y de concentración, bajo un libreto que el líder tenía. Esto permite el desarrollo de expresiones artísticas, desde esculturas, dibujos, redacción de poemas, y entre otras cosas, una autobiografía; pero buscando historias que se repiten. En los sueños, que también se escribían, también buscaban biorritmo.

Luego de estar el joven en este proceso 6 años, decide abandonar esta corriente cuando el movimiento decide pasarse a una rama política. Entre la poca comunicación entre el guía y los seguidores; con desilusión, el personaje decide dejar este movimiento. Otra vez vuelve a la nada, al mismo vacío que había tenido cuando abandona su provincia natal.

Pero la vida continúa y, al año y medio de esa experiencia, vuelve a aparecer un vislumbre de un camino espiritual, su vocación estaba intacta, vuelve a comenzar un camino donde estaba predestinado, los avatares para cada alma son diferentes.

 

Parece que los años vividos entre los 20 y los 25 tienen una cadencia muy intensa, una percepción de que el tiempo pasó lentamente como una película filmada en cámara lenta. Cada hecho, cada encuentro, cada situación, cada dificultad, se transformaba en un desafío. El protagonista aprende y quizás enseña cosas que estaban en su interior, encuentra capacidades y descubrimientos impensados. Uno de los ejemplos, es que desarrolla habilidades narrativas, que ni pensaba que podía tenerlas. Este personaje, sobrevive espiritualmente varias veces en su peregrinaje, a pesar de la desconexión que se produce y crece interiormente, a pesar del entorno. Pero su fidelidad interior se mantiene intacta a pesar de sus avatares, y se reencuentra con el camino que siempre había estado buscando.