Trabajo Anual


Reflexiones y Vivencias Enmarcadas
en el Contexto de la Pandemia

Grupo de Caballeros y Damas
Tabla 87 de Solitarios de Bogotá


TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN 

CAPÍTULO 1
La Relación
Mi relación conmigo mismo

Acciones concretas en mi relación conmigo mismo
Mi relación con los demás
Acciones concretas en mi relación con los demás
Mi relación con lo Divino
Acciones concretas en mi relación con lo Divino

CAPÍTULO 2
¿Cómo puedo aportar desde el trabajo interior a la evolución de la humanidad?
Acciones concretas para aportar a la Evolución de la Humanidad

CAPÍTULO
¿Cómo es mi relación con el Planeta?
Acciones concretas en mi relación con el Planeta


CONCLUSIONES


INTRODUCCIÓN

El presente Trabajo Anual se inscribe en el contexto de la Pandemia del Coronavirus que ha tenido un gran impacto en la humanidad y de manera particular, en nuestras vidas, en el medio ambiente y sobre todo en las nuevas posibilidades de sentido que como seres humanos estamos configurando, replanteando y reflexionando.

La aparición repentina y la velocidad de expansión del virus por todo el mundo, nos plantean retos en los campos de la salud, la educación, la economía, la política y la tecnología, propiciando que como humanidad nos ubiquemos en un lugar excepcional para mirar nuestro interior y revisar la manera como hemos venido actuando y sintiendo frente a todo lo que nos rodea.

Este trabajo es el resultado de reflexiones que surgen desde la vivencia personal, pero que muy seguramente tendrán impactos en el conjunto de la vida y en una mayor profundización de los procesos de desenvolvimiento espiritual de la humanidad. El inevitable riesgo de contagio del coronavirus, afecta nuestra manera de relacionarnos con los otros y nos invita a resignificar quiénes somos en esta nueva realidad.

Todos estos planteamientos nos conducen a darnos cuenta de que nos encontramos en una situación en la que no podemos controlar los resultados -lo cual genera temor e incertidumbre- pero sí podemos asumir una actitud de apertura, que nos conduzca a través de ese trabajo interior a gestar nuevas posibilidades que redunden en bien no sólo de nuestro desenvolvimiento, sino también del de la Humanidad.

Toda esta experiencia nos permite tomar conciencia acerca de la complejidad de nuestra condición humana, “Somos seres humanos, con toda la maravillosa complejidad que eso implica: un microcosmos. Vulnerables, frágiles, cambiantes, y a la vez dueños de un potencial desconocido.”1. Esa condición de vulnerabilidad en la que nos encontramos, no sólo a nivel individual sino también a nivel de humanidad, nos brinda la gran posibilidad de desenvolver nuestro potencial interior. De esta manera, nos damos cuenta de que nuestra vulnerabilidad no es una debilidad, sino más bien una fuerza que nos impulsa a gestar nuevas posibilidades.

Mensaje de Plenilunio 2020

 

CAPÍTULO 1

LA RELACIÓN

Mi relación conmigo mismo

Una primera reflexión en el contexto que vivimos tiene que ver con la relación con nosotros mismos. En todas las tradiciones religiosas y de caminos espirituales, la relación con nosotros mismos constituye el eje sobre el cual se trabaja el desenvolvimiento interior a través de la meditación y en el silencio para conocer el SER esencial que hay en cada uno de nosotros. Este conocimiento de quién soy, es la base para trascender el egoísmo y salir al encuentro de lo Divino.

En el marco de la relación con nosotros mismos, podemos convertir la vulnerabilidad en una gran oportunidad que nos lleve a profundizar en el conocimiento de nuestra condición humana. Permitir a nuestro SER reconocerse y aceptarse en ella, lo lleva a encontrarse con una mirada más honesta y auténtica de sí mismo, porque no la niega, sino que la abraza, la agradece y aprovecha las posibilidades que ésta le brinda.

Es así como ella se transforma en motor que nos mueve a actuar, a desarrollar el valor necesario para enfrentar nuestro temor, la incertidumbre y la comodidad. El hecho de ser vulnerables nos brinda diferentes posibilidades, aprendizaje, desarrollo de habilidades, amplía nuestra visión y nuestras formas de aproximarnos al acontecer de la vida. Todo ello nos conduce a desenvolver ese potencial desconocido y esa fuerza interior que nos habita.

De allí la importancia de trabajar sobre una relación más consciente con nosotros mismos y con ese SER interno en una relación de amor sin condiciones, lo que hará posible una manera más acertada de aceptación de nuestro SER esencial.

Somos la forma en que pensamos, actuamos, nos comunicamos, escuchamos, amamos, juzgamos y hacemos. Y para que esto suceda de una manera equilibrada, necesitamos conocernos y saber qué hay dentro de nuestro ser. Siempre hay tiempo para mirar a los ojos de nuestro propio ser y conectar con quienes somos.

La humanidad necesita seres más honestos consigo mismos, siendo sinceros y respetando las opiniones de los otros para poder despertar la autoconfianza y el poder que hay en cada uno, para compartirlo sin esperar nada a cambio.

Acciones concretas en mi relación conmigo mismo

⎯ Escuchar mis pensamientos, identificar mis sentimientos para que respondan a la armonía que requiero frente al contexto y las personas que me rodean.

⎯ Observarme en mi afán de pretender controlar lo que no está en mis manos. Soltar, abrir mi mente, mi corazón y todo mi ser a las enseñanzas que las situaciones me brindan.

⎯ Profundizar en el conocimiento de mis temores y las formas como respondo ante ellos. Tomar conciencia del lugar que ocupan en mi vida y reconocer la coraza y los mecanismos de defensa detrás de los cuales me escondo. Hacerlo a través de ejercicios de observación consciente, detención, la meditación y el examen retrospectivo2 sobre lo vivido durante el día.

⎯ Trabajar en enfrentar mis temores y en salir de mi comodidad. Comprenderlos como parte de mi condición humana y, a la vez, como terreno donde arar en mi proceso de desenvolvimiento. Una acción concreta que puede ayudar mucho es la de NO PROCASTINAR; una vez tome conciencia de algo, decidir e implementarla sin darle largas, sin posponer.

⎯ Asumir cada día como una oportunidad de crecimiento interior, identificando las prioridades a atender, concentrando la atención y la energía en lograr su materialización.

⎯ Generar nuevos hábitos para incorporar a mi rutina diaria actividades que mantengan mi salud física, actualicen mis conocimientos en el trabajo que desempeño y profundicen mi estado de conciencia.

⎯ Meditar para establecer una conexión real con mi ser interior. ⎯ Al despertar me conecto con mi SER interior a través del silencio, la respiración o una oración, para comprender los cambios actuales que vive la humanidad.

⎯ Ser más sensible y compasivo para entender el dolor ajeno a través de la empatía.

⎯ Ser consciente de mi actitud, mi forma de pensar, sentir y actuar para poder permanecer en un estado de oración y meditación continua, que refleje paz interior a todas las almas.

Examen retrospectivo, ejercicio de detención interior que nos permite mirar cada uno de los hechos del día con imparcialidad y objetividad.

Mi relación con los demás

Una segunda dimensión de nuestra existencia es la relación con los demás. El camino de desenvolvimiento permite identificar nuestro estado de conciencia en la calidad y la inclusión con que nos movemos en nuestras relaciones. De ahí, que está estrechamente conectado al reconocimiento de mí mismo para transformar, ser eje de relaciones armónicas y darnos cuenta de que en medio de conflictos podemos ser puentes y generar acciones de amor y expansión.

La experiencia vivida en esta época de pandemia, nos permite vernos claramente en la misma condición humana que nos une. En su acontecer, ella nos invita a mirarnos desde ese terreno común que compartimos y, de esta manera, generar nuevas posibilidades que nos lleven a unirnos, en vez de separarnos. Al abrazar la vulnerabilidad de la condición humana comprendemos, abrimos nuestro corazón a los demás, los acogemos en él y expandimos nuestro amor. Al desenvolver su gran potencial, nos hacemos partícipes de la construcción de ese mundo que anhelamos tener.

En esta época todos somos igual de vulnerables por lo que es necesario profundizar en el amor compasivo y participar de las necesidades y el dolor de los demás, con solidaridad y ofrendando nuestra mejor actitud. En este sentido, asumir las restricciones y orientaciones definidas por los gobiernos, es una forma de proteger y contribuir con la superación de la dificultad que atravesamos como humanidad.

Somos vulnerables porque hemos sentido miedo, impotencia, incertidumbre y dolor por la situación que atravesamos. Nuestra relación física con el otro se ha alejado por el distanciamiento social; sin querer nos vimos en la necesidad de ver al otro a través de una pantalla, atrás quedaron los abrazos, las tertulias y las reuniones. Ver a nuestras familias y amigos quedó postergado no sabemos hasta cuándo, pero tenemos la fortaleza de nuestro trabajo interior para estar con todos los seres que llevamos en el corazón y que necesitan de nosotros.

Estamos acostumbrados a un mundo que se mueve deprisa. Nos quejamos de lo que no tenemos o de lo que tenemos, sin ser agradecidos, pues en nuestra vida hay muchos motivos para la alegría y la gratitud.

En la vida es importante actuar con prudencia, saber evaluar los riesgos y controlarlos en la medida de lo posible; ser prudente cuando no se conoce a otra persona o cuando no se sabe cuáles son las circunstancias de un caso específico, sin juicios ni exacerbaciones.

Al asumir un estado de consciencia acorde con la situación y con el ánimo de comprender al menos por un instante a los demás, nace un estado de comprensión, solidaridad y amor para afrontar juntos las adversidades y colaborar en la solución más adecuada.

Acciones concretas en mi relación con los demás

⎯ Prestar atención, aquietar el afán por dar mi opinión cuando alguien me dice algo.
⎯ Salir de mi aislamiento, la comodidad de mi soledad y compartir más tiempo con los demás.
⎯ Atender a las necesidades de los demás y responder en la medida de lo posible a éstas.
⎯ Ofrecer un pensamiento u oración por las almas de los miles de muertos y por las personas que enfrentan el riesgo de morir por la pandemia.
⎯ Acompañar, en la medida de las posibilidades, las necesidades económicas que enfrentan familiares o personas que han perdido su trabajo, por efecto de la crisis económica producida por el virus.
⎯ Estar más atentos a las necesidades del otro; una llamada, un mensaje, una oración o un consejo muchas veces hacen la diferencia. Debemos estar atentos a las necesidades del alma.
⎯ Agudizar nuestra percepción del otro. Muchos seres no son capaces de expresar sus necesidades por pena, temor o por el que dirán y ahí está nuestro trabajo; tener todos nuestros sentidos en pos de ver las necesidades del otro.
⎯ Conocernos a nosotros mismos, saber que tenemos defectos y aceptarlos; entender que siempre se puede sacar una lección de todo lo que ocurre a nuestro alrededor y poder transmitirla a todos aquellos que la necesitan realmente, sin esperar nada en ningún sentido.

Mi relación con lo Divino

Es una respuesta que se va dando en el conocimiento de nosotros mismos y en la relación que vamos construyendo con quienes nos rodean. Lo Divino se manifiesta como una relación permanente cuando nos atrevemos a reconocernos sinceramente, cuando identificamos nuestros obstáculos interiores hasta llegar a establecer una relación permanente con lo Divino, lo que fundamenta nuestro pensar, sentir y actuar.

En esa labor de conocernos, comprendernos y reconocernos en nuestra condición humana, nos conectamos profundamente con nuestro propio ser; lo vamos descubriendo, develando y, de esa misma manera, nos vamos conectando con esa Presencia Divina en nosotros. Conocernos y comprendernos nos lleva a conocer y comprender a los demás, lo que nos conduce a conectarnos con la Presencia Divina en ellos.

Tomar conciencia de la forma como nos relacionamos con nosotros mismos, con los demás y con el acontecer de la vida, nos lleva a darnos cuenta de cómo es nuestra relación con lo Divino. Esta toma de conciencia nos ayuda a profundizar y desenvolver relaciones cada vez más armónicas con nosotros mismos, con los demás y con lo que acontece.

La situación que vivimos actualmente a raíz de la pandemia, donde lo que se vive es la incertidumbre, permite vernos también en esa relación con lo Divino. Desde dónde vivimos toda esta situación: ¿Desde el rechazo o desde la posibilidad?

La verdad, no es una situación agradable de vivir porque hay mucho sufrimiento a causa de ella. ¿Pero, qué actitud asumimos frente a ella? ¿La rechazamos y nos quejamos constantemente o vemos las posibilidades que podemos brindarle a la Humanidad, si sabemos acoger y practicar las enseñanzas que nos aporta? ¿Confiamos en lo Divino? Porque si hay esa confianza, aunque no comprendamos muy bien toda esta situación en el momento, sí comprendemos que hay un sentido que la sostiene, el cual se nos revelará con el tiempo y la acogemos con una actitud de apertura a lo desconocido.

Asumir el momento que atravesamos como un acto de supervivencia, deja de lado el potencial que tiene este desafío como humanidad, que lleva a cambiar rutinas, relaciones con el trabajo y con el tiempo, relaciones interpersonales, relaciones con la naturaleza y los patrones de consumo; en últimas, asumir un nuevo paradigma de la vida con lo que significa trascender la inercia que como humanidad traíamos antes de la pandemia.

La humanidad necesita un momento de reflexión, de introspección y de sensibilidad. Necesitamos construir un proyecto a futuro, que no es fácil, y para esto necesitamos un cambio profundo desde lo más adentro de nuestro ser. Para este cambio es vital la relación que tenemos con lo Divino, con esa esencia que está en lo más profundo de nuestro ser y que es nuestra guía y nuestra fuerza.

Nuestra relación con lo divino no debe tener matices, con pandemia o sin ella siempre debe ser la misma. Existe o no existe, puede que haya momentos de zozobra que la pongan a tambalear, pero la fuerza de lo divino en nuestro ser está por encima de todo.

Con un estado de conciencia, de renuncia a todo lo que no nos ha permitido estar por siempre unidos con lo Divino y con la necesidad de ser parte de esa luz divina, debemos permanecer en una actitud de contemplación, de oración, de meditación y de humildad continua.

Acciones concretas en mi relación con lo Divino

⎯ Ser constante en el ejercicio de la meditación y realizar las oraciones.

⎯ Revisarme en la forma como me estoy relacionando conmigo misma, con los demás y con lo que acontece. Hacerlo a través de ejercicios de observación consciente, detención, meditación y el examen retrospectivo.

⎯ Cambiar o generar actitudes que me lleven a armonizar cada vez más mis relaciones.

⎯ Aquietar mi mente y recogerme en el silencio para poder escuchar mi voz interior.

⎯ Profundizar las prácticas como la meditación, las lecturas espirituales y ejercicios que contribuyan a fortalecer nuestra salud física, mental y armonizar nuestra relación con lo Divino.

⎯ Cultivar más el silencio como entorno propicio para armonizar nuestros pensamientos y sentimientos en la esencia de nuestro SER.

⎯ Hacer momentos de detención en el día a día para tener un encuentro con esa chispa Divina que está en nuestro ser. ⎯ Expresar con amor lo divino que genera mi ser; hacer que esos momentos estén siempre presentes para que cada actitud, pensamiento y sentimiento tenga una buena dosis de AMOR. ⎯ Admitir el cumplimiento de las obligaciones a la hora de tomar decisiones o al llevar a cabo una acción, a través de la responsabilidad y el actuar correcto de cada una y el compromiso que tenemos como almas de desenvolvimiento espiritual.

 

CAPÍTULO 2

¿CÓMO PUEDO APORTAR DESDE EL TRABAJO INTERIOR A LA EVOLUCIÓN DE LA HUMANIDAD?

Tenemos la gran oportunidad de actuar desde la libertad interior alcanzada comprendiendo las causas que nos han llevado como humanidad a vivenciar estas circunstancias de emergencia y de inmenso dolor. Tenemos que revisar los patrones de consumo económico para evidenciar como lo hemos experimentado en estos días, que es posible vivir con menos o con muy poco. Este actuar nos da la posibilidad de generar acciones solidarias con quienes tienen dificultades para ayudar a su subsistencia. El camino de la renuncia nos ayuda a mantener claro el sentido de nuestras vidas.

Las circunstancias que vivimos a raíz de la pandemia, nos permiten focalizar nuestra atención y nos brindan la posibilidad de vivir en actitud de ofrenda. Por ejemplo, asumiendo nuestros esfuerzos, cansancio, dolores, dificultades y temores, desde la ofrenda y no desde la queja. Lo ofrendamos y lo vivimos con amor, para participar del dolor de aquellos que están sufriendo debido a la situación que estamos viviendo.

De esta manera, nuestro foco de atención cambia; ya no soy yo, son los demás, es la Humanidad. Esto contribuye a ir generando una onda de amor cada vez más expansiva, que va abrazando en ella a la Humanidad. La ofrenda nos hace conscientes de esa unidad que somos en nuestra condición humana y de ese potencial de amor que yace en nuestros corazones. Ofrendarnos nos lleva a realizar la hermosa posibilidad de AMAR.

El trabajo interior nos ayuda a ver la vida diferente. La construcción de un destino común para la humanidad donde nosotros podamos ayudar, empieza con pequeños detalles. Podemos empezar a pensar distinto, a ver diferente, a creer en lo que somos “seres humanos dispuestos a participar con los otros”, a pensar en las necesidades del otro, a cambiar creencias, a abrir la mente y poner nuestra imaginación y creatividad al servicio de lo que la humanidad necesita de nosotros. Profundizar más nuestro sentido de humanidad a través de una mayor percepción y amor hacia los demás.

Acciones concretas para aportar a la Evolución de la Humanidad

⎯ Participar con todos los seres humanos en estos momentos de dolor, aportando oración y fuerza a quienes están enfermos y en situación de vulnerabilidad.

⎯ Vivir y asumir toda esta situación con actitud de ofrenda, participando a través de ésta con los seres que están sufriendo a causa de la pandemia.

⎯ Participar en actividades de extensión que permitan devolver a los demás los aprendizajes que la vida me ha dado.

⎯ Ser más responsable y consciente de mis compromisos y decisiones, que no solo me afectan a mí sino a la humanidad.

⎯ No ser un simple espectador ante este escenario de calamidad mundial de sufrimiento y necesidad. Puedo ofrecer ejemplo de vida, amor, compresión, paciencia, servicio, participación y tolerancia, sin discriminar. Enseñar la práctica de la Economía Providencial3.

Economía Providencial. Enseñanza de Cafh dada por su fundador Santiago Bovisio, donde invita a hacer un uso racional y sostenible de los bienes y recursos dados a la humanidad para garantizar la subsistencia de todos los seres.

⎯ Brindar ayudas económicas, alimentos y medicamentos, de acuerdo a mis posibilidades, empezando por la familia, los amigos, vecinos vulnerables y extender mi apoyo a todas las almas de la humanidad, haciendo de mi vida espiritual una gran realidad.

⎯ Orar y meditar continuamente por todos los seres que sufren, haciendo de mi corazón una ofrenda de amor.

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CAPÍTULO 3

¿CÓMO ES MI RELACIÓN CON EL PLANETA?

La Tierra es nuestro hogar y muchas veces no nos damos cuenta de esto. Disfrutamos de la belleza de sus parajes, de sus recursos y de lo que ella brinda para nuestro beneficio. ¿Pero, hasta qué punto establecemos una verdadera relación con nuestro planeta? Es necesario que tomemos conciencia de la forma como nos relacionamos con él, para que no siga siendo una relación basada en la utilidad que nos presta, sino una relación de amor por nuestro planeta.

La relación con nuestro planeta ha de ser una acción de conciencia que pasa por los mínimos detalles de nuestra cotidianidad; aspectos como el uso del agua en la cocina, el baño, el reciclaje y el límite en el consumo constituyen aspectos trascendentales y de conciencia.

¿Cómo hago uso de sus recursos? ¿Qué acciones llevo a cabo en beneficio o detrimento de éste? ¿Qué lugar le doy en mi vida? Estas son preguntas que pueden guiarnos en esa toma de conciencia y en asumir las actitudes necesarias para generar una relación basada en el amor.

A los seres que amamos los cuidamos y los protegemos. Nuestro planeta y toda especie que lo habita necesitan de ese amor y protección, muchas veces se nos olvida y creemos que somos los únicos que estamos aquí. Debemos tomar conciencia de la responsabilidad que tenemos con cada uno de esos seres, somos los responsables del futuro de nuestro planeta.

Somos egoístas y no comprendemos que nosotros mismos estamos en peligro de desaparecer como especie si no modificamos los hábitos destructivos y las malas costumbres que tienen a la naturaleza en un estado casi catastrófico. Surgen muchas preguntas de qué podemos hacer, lo importante es entender que la salud y el bienestar de los seres humanos está vinculada a la salud de los ecosistemas, tomando conciencia de esto generaremos una relación de respeto y armonía con la naturaleza y el planeta.

Estos meses de confinamiento nos han hecho apreciar no solo el valor del contacto humano, sino del encuentro con la naturaleza; añoramos caminar descalzos en el prado, abrazar un árbol, poder disfrutar del aire fresco del campo o escuchar el sonido del mar.

Nos queda como aprendizaje la necesidad de respetar la naturaleza y todos los seres vivos que hacen más grato nuestro paso por la vida.

Acciones concretas en mi relación con el planeta

⎯ Tomar conciencia sobre la manera como mis acciones afectan el planeta. Revisar el uso prudente de los servicios que dispongo. ⎯ Cuidar el planeta a través de no desperdiciar los recursos que me brinda.

⎯ Reconsiderar la forma como me estoy relacionando con el planeta, con el fin de modificar aquellos hábitos que le hacen daño. ⎯ Estudiar y conocer la problemática ambiental, al estar informado puedo saber qué hacer.

⎯ Ser un consumidor responsable, utilizando solo lo que necesito y agotando la vida útil de cada producto.

⎯ Tomar conciencia de mis deberes para con el planeta, incluyendo a todos los seres que lo habitan y a todos los reinos de la naturaleza. ⎯ Cuidar el medio ambiente, no contaminar el aire, las cuencas de los ríos, las playas ni el mar con objetos plásticos o basuras no degradables.

⎯ Desarrollar una cultura del reciclaje clasificando los residuos sólidos en orgánicos y no orgánicos.

 

CONCLUSIONES

⎯ Como humanidad asistimos a un hecho sin precedentes, inadvertido y presente. El virus nos habla directamente y nos muestra la interdependencia y el destino común que tenemos para actuar desde un “nosotros” y no desde la individualidad y el egoísmo. Esta interdependencia es total, determina destinos, conlleva consecuencias, reclama justicia y equidad. Esperamos no continuar siendo los mismos y andar el camino de la conciencia como humanidad.

⎯ Construimos la vida a través de las posibilidades que se nos abren a cada paso. Vernos enmarcados por una situación que nos muestra claramente que no somos seres aislados sino parte de un Todo, nos plantea el desafío de trabajar juntos en esas nuevas posibilidades que podemos generar a partir de toda esta experiencia que estamos viviendo como Humanidad. Y aquí toma un papel relevante la esperanza, como esa fuerza que direcciona y amplía nuestras posibilidades más allá de lo que es hacia lo que puede ser.

⎯ Nunca nos imaginamos que nos iba a tocar pasar por una pandemia, donde todos los seres humanos estamos en la misma situación sin excepción.

La llamada “nueva normalidad” hacia la que caminamos, conlleva aceptar que a partir de ahora y durante un tiempo indeterminado, vamos a convivir con el COVID-19. Debemos asumir nuestra propia responsabilidad del autocuidado y el cuidado de los otros, siguiendo las medidas adoptadas por cada país. Somos parte de un todo, seamos responsables con ese todo.

⎯ Como hemos visto a lo largo del trabajo, todos los seres humanos estamos en constante interrelación con todo y con todos, en diferentes niveles de relación. En primer lugar, en la relación con nosotros mismos, en un proceso de ampliación de conciencia para superar el estrecho límite de nuestro propio egoísmo para, a través del trabajo de desenvolvimiento espiritual, conectarnos con la conciencia universal a través del SER esencial que nos habita y alienta en el propósito superior de participación con toda la humanidad.

En segundo lugar, en la relación con los demás seres que nos acompañan en el camino de la vida, reconociéndonos en sus propias necesidades, para avanzar mediante la inclusión de todos, el desarrollo integral de nuestras posibilidades y potencialidades; así, llegar al destino común de ser uno con todos.

En tercer lugar, lograr la unidad con lo Divino, mediante la renuncia a nuestra condición de exclusión y separatividad, para reconocernos en la necesidad de todos los seres que sufren en este tiempo de pandemia, para acompañarlos y fortalecerlos a través de la oración, la meditación, el amor compasivo, la presencia y la participación en lo que esté al alcance de cada uno, como materialización del amor Divino.

⎯ La experiencia vivida de la Pandemia como acontecimiento histórico de la humanidad, nos permite desarrollar un estado de conciencia posibilitado por las Enseñanzas y el Método de vida que nos brinda nuestro caminar.

Es la mejor oportunidad que como seres humanos hemos tenido para pensar, sentir, actuar, vivir y comprobar la capacidad de captar, discernir y evaluar el cambio de vida generado por esta situación, en medio de una vida cotidiana en la que reinaba el egocentrismo y la insensibilidad. Sea este un valioso testimonio para la Humanidad.

⎯ Se trató de realizar una mirada a las diferentes relaciones encaminadas con el ser en sí mismo; de permitir reconocer y aceptar a los demás, a respetar, comprender y acompañar en presencia, a los que nos solicitan y gestar una relación permanente con lo divino; como también, aportar desde el trabajo interior a la humanidad, mediante la participación con la necesidad del otro y una acción de conciencia y amor con el planeta, en esta crisis que vivimos como humanidad afectada por el coronavirus.