¡OJO! CON EL ENOJO
Ante hechos cotidianos, pasa a menudo que algo que nos dicen o que nos sucede, nos molesta y nos pone mal, disgustados o enojados. Por ejemplo, cuando alguien se cree superior a los demás y hace gala de sus títulos o logros. O cuando vamos a realizar un trámite y la persona que nos atiende es descortés y ofensiva con nosotros.
Esto nos lleva a
PREGUNTARNOS Y REFLEXIONAR
¿Qué me pasa? ¿Por qué me enojo? ¿Qué hago cuando estoy enojada? ¿Practico verdaderamente las Enseñanzas de Cafh? ¿Pido la asistencia de la Divina Madre para alejarme de lo que me disgusta?
Decidimos entonces profundizar sobre el enojo, sus mecanismos y consecuencias, para evitar reacciones exageradas que se agravan con el tiempo.
BUSCAMOS
¿Qué es el enojo?
Enfado, especialmente el que está causado por una falta de obediencia, de obligación o de respeto. Cosa que ocasiona molestia.
Sinónimos:
Indignación, ira, enfado, furia
El enojo es un estado mental que varía en intensidad; desde una irritación leve, hasta una furia o ira intensa.
Como otras emociones, está acompañado de cambios biológicos y psicológicos. Los recuerdos de hechos traumáticos o enfurecedores también pueden despertar sentimientos de enojo.
Cuando algo no ocurre como pensábamos, aparece el “disgusto”; si éste persiste en el tiempo y aumenta en intensidad, aparece el enojo.
Como no nos gusta sentirnos enojados, buscamos justificar nuestro enojo, provocando así que los problemas se multipliquen; ya que, al estar enojados, nos cuesta pensar en algo diferente a la razón o fuente de lo que provocó nuestro enojo. Esto hace que el enojo se transforme en ira.
La ira es una emoción que se expresa a través del resentimiento y la venganza.
Aunque no nos expresemos atacando a la persona que provocó nuestro enojo, los pensamientos y sentimientos agresivos son tan fuertes, que aumentan el “fuego” de nuestra ira y producen resentimiento.
Por más que, exteriormente, controlemos el enojo, no estamos actuando sensata y equilibradamente; y estos desajustes hacen que interiormente provoquen una serie de reacciones en nuestro cuerpo, que se ve de pronto con un aumento del ritmo cardíaco y de la presión arterial, malestares digestivos, suba del colesterol y aumento del tiempo de coagulación de la sangre. Todo esto por la descarga de adrenalina que provoca el disgusto. Estar enojados es una forma de venganza que se vuelve en contra de nosotros mismos.
¿QUÉ NOS DICE LA ENSEÑANZA SOBRE EL ENOJO?
El enojo es la pérdida o la falta de autocontrol; por eso, en sentido espiritual, significa un regreso al pasado, un retroceso en nuestro desenvolvimiento, echando por tierra los esfuerzos realizados por largo tiempo…
Cuando nos enojamos, descargamos nuestro malestar en personas que nada tienen que ver con nuestro enojo, provocando heridas y dolor a nuestro alrededor, aún a los que más amamos. La ofensa verbal es tan dañina como la agresión física y así vamos deteriorando nuestra capacidad de relacionarnos con los demás, ya que a nadie le gusta estar con alguien que acostumbra a “descargar su irritación”.
Para controlar los efectos del enojo necesitamos analizar la relación con el enojo mismo. Esto implica
- Primero: poner distancia entre nosotros y lo que nos ocurre
- Segundo: observar nuestros puntos débiles y
- Tercero: elegir la manera en que vamos a reaccionar.
Al poner distancia, practicamos la detención y vemos de otra manera el hecho que nos produjo enojo. Podemos comprender, por ejemplo, que no es personal el insulto que nos infligieron; pudo suceder que la persona tuvo un mal día, de esos en que todo sale al revés. Y entonces, al dar una mirada compasiva al asunto, se diluye el sentimiento. También me sirve para analizar qué es lo que tanto me molesta y porqué. Estas consideraciones nos llevarán a poder elegir conscientemente nuestra respuesta.
Otras formas de calmar el enojo, para evitar males mayores, pueden ser: ejercicios de respiración y relax; hacer alguna actividad física al aire libre, como caminar, por ejemplo; escribir sobre lo que me pasa y cómo me siento al respecto; hacer una meditación afectiva que me ayude ante futuras situaciones enojosas
En La Relación con el enojo el Sr. Jorge Waxemberg nos dice:
Lograr controlar el enojo no es algo tan difícil como a veces parece.
Es una reacción que como cualquier otra se produce en nosotros ante ciertos estímulos físicos o síquicos, que nos provocan y son exteriores a nosotros. Siempre reaccionamos, y un cuerpo o individuo sano es lógico y natural que reaccione. Todo forma parte de nuestro desenvolvimiento y de lograr control interior. El enojo no es una pasión que necesariamente ha de dominarnos sino un aspecto de nuestra personalidad al que podemos dar la forma y la orientación más provechosa en cada caso.
El Sr. Waxemberg nos explica la manera de controlarlo, pero es nuestra responsabilidad aplicarla a nuestra vida o no.
A MODO DE CONCLUSIÓN
Es más fácil destruir que construir y todos o la mayoría de los seres humanos tendemos a hacer lo más fácil o lo que menos trabajo nos da para solucionar nuestros problemas. Pero el enojo se merece una atención especial en nuestra vida, por la sencilla razón que afecta terriblemente a nuestra relación no solo con las personas, animales o cosas que nos rodean sino también con nosotros mismos. El solo hecho de pensar lo que hacemos o decimos cuando estamos enojados nos produce vergüenza. Y sin embargo algunos nos enojamos demasiadas veces a lo largo de nuestra vida, y sabemos que lo que hemos dicho o hecho causa más daño de lo que cuando estamos en estado consciente podamos imaginar.
Cuando estamos enojados no actuamos ni pensamos con sensatez, estamos tensos y podemos sufrir desequilibrios orgánicos y emocionales que en la mayoría de los casos empeora la situación. Reaccionar con enojo agrega un problema mayor al que ya tenemos y es este” problema” creado por nosotros el que mayor daño produce. Estar enojados es una represalia que se vuelve en contra de nosotros mismos.
Es un trabajo muy arduo, pero tenemos herramientas y tenemos voluntad para buscar el camino hacia los mejores pensamientos y sentimientos, y contamos con la asistencia de la Divina Madre, para “curar nuestras heridas”.-