“Breves Reflexiones sobre Libertad y Responsabilidad”

 

TABLA 58

Asunción – Paraguay

 

INTEGRANTES:

GERARDO GONZALEZ

EDWARD BOGADO

NICOLAS RESQUIN

ENRIQUE GIMENEZ

SANTIAGO CANUTO

MARCOS CABRERA

RONALD PAEZ

ARIEL AQUINO

Presentación del Trabajo

 

Libertad y Responsabilidad, no son palabras y menos aún conceptos que se escuchen habitualmente en forma conjunta. Debido a ello, cuando el grupo recibió como propuesta de investigación el tema, sentimos un impulso y una motivación general de trabajarlo, desde ese mismo momento.

 

Por ese motivo, y sin querer anteponer demasiadas estructuras a la labor, decidimos investigar el tema en cuestión, haciendo que cada miembro del grupo lo aborde desde una perspectiva personal e íntima.

 

Este sencillo trabajo, es el resultado de dichas investigaciones, comentarios y meditaciones que se presentan como pensamientos y reflexiones concisas sobre el particular.

 

No es nuestra intención concluir el trabajo investigativo aquí, sino muy por el contrario, que el mismo sirva para tomar conciencia de cuanto sabemos o creemos que sabemos sobre el tema y cuanto podríamos seguir aprendiendo en conjunto sobre cómo ser libres y al mismo tiempo responsables.

 

Esperamos que, así como a nosotros nos inspiró, estas líneas sirvan de motivación para otros hijos que quieran poner el tema bajo el microscopio interior y, entre todos, podamos construir un conocimiento compartido sobre el tema.

Libertad y Responsabilidad

 

Me siento libre conmigo mismo, cuando acato y cumplo las reglas en la sociedad.

 

Libertad con Responsabilidad

 

El nuevo orden mundial nos exige un nuevo concepto sobre la libertad y exige un nuevo

rango de responsabilidad.

 

La nueva sociedad 5.0 trae consigo un nuevo mundo, el virtual, que se basa en una sociedad pixelada, cuya sinapsis se realiza en la nube digital, o sea en el mundo virtual.

 

Es así como los seres que vienen del mundo material, conocen un tipo de libertad que lucha contra la esclavitud de generaciones pasadas y que se representa en las cadenas corporales, las estructuras mentales, los apegos emocionales y la necesidad de construir una ansiada libertad espiritual.

 

Cuando todo esto se une, se forma un cóctel de ideas y proyectos que giran en torno a la necesidad de conocer los espacios de libertad, para aplicarlos con absoluta responsabilidad. Se inicia así el debate entre razón y moral, entre libertad o libertinaje, entre responsabilidad subjetiva y compartida.

 

El presente se torna complejo cuando de identidades se habla, porque además de una identidad física, mental o emocional se le agrega un componente de identidad espiritual, que pretende armonizar todo en la búsqueda de la libertad.

 

El desafío es conocer mi cuerpo para darle la mayor libertad posible sin perjudicar a nadie, conocer mis emociones para disfrutarlas y no comprometer a otros, conocer mis pensamientos para ser amplio, tolerante y respetuoso.

 

Finalmente atreverse a usar al espíritu como elemento aglutinador de mis identidades y aprender a usarlas con conciencia, coherencia, discernimiento y responsabilidad, para conmigo, con mi entorno y con mi humanidad.

Libertad y Responsabilidad

 

Muchas veces nos hemos preguntado si somos realmente libres, o si la libertad es tan solo una construcción imaginaria, que nos otorga una falsa sensación de poder hacer lo que queramos, cuando en realidad, los límites se encuentran bien determinados. Desde esta perspectiva no solamente no gozamos de la libertad que imaginamos, sino que vivimos presos de estructuras sociales, culturales, mentales y emocionales.

 

En este contexto, podemos llegar a comprobar, que efectivamente no es posible vivir una vida enteramente libre, ya que como sabemos, vivimos en relación y nuestros actos impactan de alguna manera en los que nos rodean, ya sea en nuestro entorno inmediato, como en el más amplio.

 

Por otro lado, tampoco podemos escapar de las leyes físicas y químicas que gobiernan nuestro mundo natural, por lo que objetivamente podemos afirmar que nos encontramos limitados a las características propias de nuestra condición de seres humanos.

 

Desde este punto de vista, no somos total y realmente libres.

 

No obstante, analizando el planteamiento desde un punto de vista interno, podemos descubrir que nuestro mundo interior no se encuentra regido por idénticas reglas, sino por el contrario, nos ofrece la posibilidad de explorar distintas opciones y de incluso, transformar las reglas externas impuestas por la organización social en la cual fuimos criados o nos desarrollamos.

 

Y aunque evidenciemos que en nuestro mundo íntimo tenemos barreras y limitaciones, éstas pueden ser modificadas o trascendidas, y podemos vislumbrar que en este contexto, efectivamente, nuestras posibilidades son ilimitadas.

 

Sin embargo, sea que analicemos el ámbito interno o externo, no podemos olvidar que en realidad vivimos en ambos al mismo tiempo, por lo que esa conjunción hace que nuestra libertad esté matizada por otro factor que la complementa y la equilibra en el universo de nuestras relaciones, este factor es la responsabilidad.

 

De allí podemos concluir, que no es posible hacer lo que queramos, sin asumir las consecuencias de nuestros actos, y esta responsabilidad se expresa como ente activo, al estar conscientes de ella al momento de decidir ejercer nuestra libertad, y como ente potencial al momento de asumir las consecuencias de ese ejercicio.

La Libertad de Amar

La libertad como ideal de la humanidad, cuyo significado evoluciona con la humanidad misma, puede ser definida desde muchos puntos de vista, libertad contra la esclavitud, libertad de expresión, libertad económica, libertad emocional, libertad de elegir a los representantes, etc.

 

Los reclusos penitenciarios están “privados de su libertad”, se desatan guerras y revoluciones en nombre de la libertad, las leyes existen para asegurar la libertad, que es el máximo ideal de muchas naciones muy poderosas.

 

Todos estos aspectos y muchos otros, determinan a la libertad en cuanto a las posibilidades que tenemos y que nos permiten vivir como sociedad y como individuos. Pero cuando observamos esta idea desde el punto de vista espiritual, puede abarcar aún mucho más.

 

Podemos ver a la libertad como una herramienta de evolución humana y expansión de la conciencia, no como un simple derecho inalienable o adquirido, sino más bien como un regalo divino dentro de la vida misma, que nos permite expandir nuestro amor.

 

La responsabilidad que implica el buen uso de esta herramienta también va evolucionando con la vida espiritual, se afianza con la voluntad y se fortalece con el compromiso más auténtico que sólo emana del amor.

 

Hagamos de la libertad una herramienta del amor.

 

Libertad y Responsabilidad

Etimológicamente son dos palabras que representan dos aspectos y condiciones muy distantes entre sí en historia de la civilización humana; incluso hoy en día existen grupos humanos que palpitan y manifiestan aún la disonancia energética que arrastra cada una de estas palabras de forma separadas; donde la libertad se relaciona con un derecho y la responsabilidad con una obligación, para poder subsistir dentro de las organizaciones.

 

Sin embargo, “Libertad con Responsabilidad” podríamos interpretarlo desde una perspectiva o enfoque más inclusivo y complementario, desde lo individual hacia lo colectivo, donde “La Libertad” represente un don innato en cada uno de nosotros, que nos lleve a descubrirnos, a evolucionar, a superarnos de las ataduras propias de la conciencia, las cuales muchas veces son consecuencia de la ambigüedad existente entre lo que creemos ser y lo que realmente somos; y, donde “La Responsabilidad” represente una necesidad por encontrar el equilibrio en el camino a esa evolución.

Libertad, Responsabilidad y la Vida en Relación

 

Frecuentemente encontramos en las conversaciones y publicaciones cotidianas una especie de debate entre los conceptos de libertad y responsabilidad. La libertad es representada como un cheque en blanco para la conducta: el poder de hacer lo que a uno le plazca. La noción más elemental de la libertad se guía por una idea del tipo “yo sacudo mis brazos por acá, y mientras usted mantenga su cara lejos de mis brazos, yo puedo seguir sacudiendo y su cara puede seguir sin ser golpeada.” Cada quién para sí mismo, y Dios para todos.

 

Sin embargo, esta noción se diluye gradualmente en la medida en que vamos tomando conciencia de nuestro destino común como seres humanos. La creciente complejidad e interconectividad de la vida moderna hace que los efectos sistémicos de nuestras decisiones individuales acumuladas sean cada vez más difíciles de ignorar: el aire que respiramos está cada vez más sucio, el plástico que utilizamos está en rincones del planeta dónde no debería estar, la biodiversidad está disminuyendo, y nuestra convivencia, que depende de esos recursos, se está volviendo áspera.

 

Recientemente, la crisis sanitaria global causada por la covid-19 puso en un relieve renovado esa tensión entre los conceptos comunes de libertad y responsabilidad. Los cuidados que recomiendan las autoridades de salud son estrictamente personales: aislarse en lo posible, usar mascarillas, lavarse las manos. Todas esas medidas, propuestas para proteger a la comunidad, son vistas como amenazas a las libertades individuales de comportarnos como queremos. En consecuencia, muchas personas las ignoran y los resultados están a la vista.

 

Escuchamos con frecuencia que “las autoridades” fallaron en contener la epidemia, o que fallan en proteger los recursos naturales de los cuales dependemos. Pero yo creo que más bien fallamos todos al no actualizar nuestros conceptos de libertad para que reflejen adecuadamente ese destino común que compartimos los seres humanos: Falló nuestro nivel de conciencia.

 

Eventualmente, tendremos que hacer las paces con esa idea. Reconozcamos lo antes posible que el Universo está hecho de energía, y que por su misma naturaleza la energía se expresa en forma de ondas, y las ondas tienen crestas y valles. Así como la muerte es el valle de la misma onda de la cual la vida es la cresta, así como no se puede tener sólidos sin un espacio, ni podemos comprender un espacio sin sólidos; así la responsabilidad es solamente la otra cara, inseparable, de la libertad.